Peregrino a Tierra Santa Ignacio de Loyola pide ayuda a la Virgen en
sus santuarios (2)
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Con audio)
Camino a Tierra Santa
para poder contemplar mejor lo que refiere el Evangelio sobre Jesús de Nazaret, Ignacio
de Loyola reza en los santuarios de la Virgen. María de Nazaret está siempre en su
corazón.
Todavía convaleciente en Loyola, Ignacio refiere: "Vi claramente una
imagen de nuestra Señora con el santo Niño Jesús, con cuya vista, que duró largo rato,
recibí una consolación muy excesiva, quedando con tanto asco de mi vida pasada especialmente
de las cosas carnales que me parecía habérseme quitado del alma todas las imágenes
que antes tenía pintadas en ella".
Sin haberse terminado de curar la pierna
que le quedó mas corta, parte en mula al santuario de Montserrat y hace una vigilia
en el santuario de Aranzazu y ante una imagen de la Virgen María hace voto de castidad. Después,
por el camino conversa sobre María de Nazaret con un moro que expresa dudas sobre
la virginidad de María y san Ignacio cuenta: "me venían ganas de ir a buscar al moro
–después que se había adelanta- y darle de puñaladas por lo que había dicho". Sin
saber que hacer deja las riendas sueltas y la mula elige otro camino.
En el
santuario de Monserrat se confiesa y reza largamente. Deja en el altar de la virgen
sus armas de caballero y intercambia con un mendigo sus vestidos.
En el libro
de los Ejercicios Espirituales, en meditaciones muy importantes, pone a María como
intercesora ante su hijo Jesús para conseguir las gracias deseadas. Y, propone con
ternura las contemplaciones de la Anunciación, el Nacimiento, las consideraciones
sobre la soledad de María después de la crucifixión y la aparición de Jesús resucitado
a su madre.
En París, el 15 de agosto, día de la Asunción de la Virgen es el
día elegido para los votos de consagración del primer grupo de compañeros.