Papa Francisco: de la JMJ ¡espero lío, cuiden a los ancianos y jóvenes y no licúen
la fe en Jesucristo!
(RV).- (con audio) Ante «esta civilización
mundial que se pasó de rosca», porque es tal el culto al dios dinero, con la exclusión
de los polos de la vida que son promesa de los pueblos, les pido por favor que «hagan
lío; cuiden los dos extremos de la vida, que son los ancianos y los jóvenes, y no
licúen la fe en Jesucristo, que no es broma, sino que es algo muy serio». Al cumplirse
un año del primer viaje apostólico internacional del pontificado del Papa Francisco,
que emprendió su peregrinación rumbo a Río de Janeiro con motivo de la JMJ 2013, recordamos
- con la voz del Obispo de Roma - sus entrañables exhortaciones en el encuentro
con los jóvenes argentinos, abrazando idealmente con emoción a los de todo el mundo.
El Papa Bergoglio explicó qué esperaba de la Jornada Mundial de la Juventud:
Espero lío.... – dijo - Quiero que la Iglesia salga a la calle. La Iglesia no puede
ser una ONG:
«Quisiera decir una cosa: ¿qué es lo que espero como consecuencia
de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá adentro va a haber lío, va a haber.
Que acá en Río va a haber lío, va a haber. Pero quiero lío en las diócesis, quiero
que se salga afuera… Quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos
de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad,
de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos. Las
parroquias, los colegios, las instituciones son para salir; si no salen se convierten
en una ONG, y la Iglesia no puede ser una ONG. Que me perdonen los Obispos y los curas,
si algunos después le arman lío a ustedes, pero... Es el consejo. Y gracias por lo
que puedan hacer».
En un mundo que idolatra el dios dinero y promueve
una filosofía de la exclusión de los ancianos y de los jóvenes, el Papa Francisco
pidió a los ancianos que no claudiquen de ser reserva cultural de justicia y valores,
a los jóvenes que escuchen a los viejos y a ambos que no se dejen excluir:
«Miren,
yo pienso que, en este momento, esta civilización mundial se pasó de rosca, se pasó
de rosca, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando
una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas
de los pueblos. Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar
que podría haber una especie de eutanasia escondida; es decir, no se cuida a los ancianos;
pero también está la eutanasia cultural: no se les deja hablar, no se les deja actuar.
Y exclusión de los jóvenes. El porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo, sin empleo,
es muy alto, y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada
por el trabajo. O sea, esta civilización nos ha llevado a excluir las dos puntas,
que son el futuro nuestro. Entonces, los jóvenes: tienen que salir, tienen que hacerse
valer; los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores;
y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos; transmítannos
la sabiduría de los pueblos. En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los
ancianos: no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo que trasmite
la justicia, que trasmite la historia, que trasmite los valores, que trasmite la memoria
del pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos; déjenlos hablar,
escúchenlos, y lleven adelante. Pero sepan, sepan que, en este momento, ustedes, los
jóvenes, y los ancianos, están condenados al mismo destino: exclusión; no se dejen
excluir. ¿Está claro?»
Por favor – alentó asimismo el Papa – no licúen la fe
en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que amó y murió por mí, recordando el
escándalo de la Cruz:
«Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio.
Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros; es un escándalo, y
que haya muerto en la Cruz, es un escándalo: El escándalo de la Cruz. La Cruz sigue
siendo escándalo, pero es el único camino seguro: el de la Cruz, el de Jesús, la encarnación
de Jesús. Por favor, no licúen la fe en Jesucristo. Hay licuado de naranja, hay licuado
de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, no tomen licuado de fe. La fe
es entera, no se licua. Es la fe en Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre,
que me amó y murió por mí. Entonces: Hagan lío; cuiden los extremos del pueblo, que
son los ancianos y los jóvenes; no se dejen excluir, y que no excluyan a los ancianos.
Segundo: no licuen la fe en Jesucristo».
Y como programa de acción, el Obispo
de Roma exhortó a leer las bienaventuranzas:
«Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos
que hacer, Padre? Mira, lee las bienaventuranzas que te van a venir bien. Y si querés
saber qué cosa práctica tenés que hacer, lee Mateo 25, que es el protocolo con el
cual nos van a juzgar. Con esas dos cosas tienen el programa de acción: Las bienaventuranzas
y Mateo 25. No necesitan leer otra cosa. Se lo pido de corazón».