No al restablecimiento de la pena de muerte: mensaje de los Obispos filipinos
(RV).- (Con audio) La Conferencia
episcopal de Filipinas en un mensaje hecho público este miércoles 2 de julio, ha manifestado
su absoluta contrariedad ante el intento de restaurar la pena de muerte en el país.
En la nota enviada a la Agencia Fides, los Obispos recuerdan el pasaje del Evangelio
en el que Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”
y afirman: “Nuestra posición no puede ser diferente: predicamos el Evangelio de la
vida”. Pero esta posición, explican, puede ser compartida con motivaciones diversas
de las religiosas. De hecho, “la finalidad de la justicia no es imponer la pena
de muerte. Un sentido de la justicia maduro lleva lo más lejos que sea posible del
castigo”, hacia “la restauración de las relaciones rotas y de la coherencia social
infringida por el acto criminal”. “La ejecución de una persona - dicen - no contribuye
a ninguno de los objetivos de la justicia”, es más sólo “un sistema jurídico débil
y represivo pide la ejecución de los delincuentes con una venganza”. Los obispos
definen la pena capital “cruel e inhumana”, sobre todo por la terrible ansiedad que
asalta los que esperan la ejecución, una espera “más terrible que una tortura”. En
segundo lugar, los miembros de la familia de las personas condenadas, quedan “estigmatizadas,
llevando con ellos el precio de un crimen que nunca cometieron”. El texto recuerda
que cada sistema judicial “es, como todos los sistemas humanos, propenso a errores,
pero la pena de muerte, una vez ejecutada, es irreversible y nada puede compensar
el horrible acto de una persona ejecutada por error”. La agencia Fides recuerda
que las Filipinas firmaron el Segundo Protocolo Facultativo de la Convención de Naciones
Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos, comprometiéndose a abolir la pena de muerte.
Los obispos afirman que están “consternados por la naturaleza atroz de algunos delitos
cometidos hoy” y subrayan que “la respuesta moral, cristiana y madura para este desafío
social es la prevención de la delincuencia”, tener la “certeza del castigo” en el
Estado de Derecho, y cultivar de forma constructiva la educación en relación con la
vida y la dignidad de toda persona. (MCM-RV)