El Señor nos repite hoy “mira a lo esencial y sígueme”, el Papa Francisco en la celebración
de San Pedro y San Pablo
(RV).- En la celebración de la solemnidad de los Santos Pedro y Pablo, principales
patronos de Roma, el Papa Francisco presidió la Santa Misa celebrada en la Basílica
Vaticana. En su homilía el Santo Padre habló del “miedo y de los refugiados pastorales”,
recordando el testimonio de Pedro, quien se dio cuenta de que “el Señor le había liberado
del temor y de las cadenas”. La vida del apóstol Pedro “nos recuerda que nuestro
verdadero refugio es la confianza en Dios: ella disipa todo temor y nos hace libres
de toda esclavitud y de toda tentación mundana”, explicó Francisco relacionando este
mensaje con el significado que tiene la entrega los palios que han sido impuestos
por el Santo Padre a los obispos metropolitanos. “Nos sentimos interpelados por el
ejemplo de san Pedro, a verificar nuestra confianza en el Señor”, dijo el Papa en
su homilía. “El Señor repite hoy, a mí, a ustedes y a todos los Pastores: «Sígueme»”.
“No pierdas tiempo en preguntas o chismes inútiles; no te entretengas en lo secundario,
sino mira a lo esencial y sígueme”, concluyó el Obispo de Roma. En unión entre
los arzobispos metropolitanos nombrados este año y el Pontífice, el Papa Francisco
bendijo y entregó el sagrado Palio, recordando el simbolismo que tienen estas prendas
con el cuidado pastoral, pidiendo así al Señor a que sirvan para ayudar a reconocerle
como pastor de la grey. El palio es un ornamento del Papa y de los arzobispos metropolitanos.
Tiene la forma de una faja circular que carga sobre los hombros y de la cual penden
ante el pecho y en la espalda dos tiras rectangulares, todo de lana blanca, de la
que se destacan las cruces de bordadas en seda negra. Suele adornarse con tres clavos
metálicos, que recuerdan los clavos de la Pasión. El palio se confecciona con la lana
de los corderos que el Papa bendice en la fiesta de Santa Inés, el 21 de enero, en
una capilla del Palacio Apostólico. El emblema de Santa Inés es un cordero, por la
similitud de su nombre en latín “Agnes”, con la palabra cordero en latín “agnus”.
Siguiendo la tradición, se le presentan al Papa dos corderos adornados uno con flores
blancas –que simboliza la virginidad de Santa Inés- y el otro con flores rojas –que
simboliza su martirio-. Luego, los corderos son llevados a la Basílica de Santa Inés,
de Roma, donde está enterrada la santa, y son criados por los padres trapenses de
la Abadía de las Tres Fuentes. Posteriormente, los palios son confeccionados por las
religiosas benedictinas de Santa Cecilia con la lana recién esquilada. En el marco
de la fiesta de los santos patrones de Roma, y como es ya tradición, estuvieron presentes
también en la santa misa, la Delegación enviada por el Patriarca Ecuménico, Bartolomé
I, encabezada por el metropolita Ioannis. El Papa pidió que esta visita haga reforzar
“nuestros lazos de fraternidad en el camino hacia la plena comunión, que tanto deseamos,
entre las dos Iglesias hermanas”. (MZ-RV)