“En la Eucaristía se comunica el amor de Dios por nosotros”: Corpus Christi del Papa
Francisco en San Juan de Letrán
(RV).- (audio) El alimento que nos
sacia verdaderamente es solo aquel que nos da el Señor. Aprendamos a reconocer el
falso pan que corrompe. Son palabras del Papa en la celebración de la santa misa en
la Solemnidad del Corpus Christi, ayer por la tarde en la plaza de san Juan de Letrán,
frente a la fachada de la basílica-catedral de Roma
En su homilía el Papa Francisco
hizo alusión a las palabras de Moisés que hacen referencia a la historia del pueblo
de Israel, que Dios hizo salir de Egipto, de la condición de esclavitud: “el hombre
no vive solamente de pan, sino de todo lo que sale de la boca del Señor».
“Además
del hambre físico, el hombre lleva en sí otro hambre, un hambre que no puede ser saciado
con el alimento ordinario. Es hambre de vida, hambre de amor, hambre de eternidad.
Jesús nos dona este alimento, es más, es Él mismo el pan vivo que da la vida al mundo.
Su Cuerpo es el verdadero alimento en forma de pan; su Sangre es la verdadera bebida
en forma de vino”.
No es un simple alimento; el Cuerpo de Cristo –dijo
el Papa- es el pan capaz de dar vida eterna, porque la sustancia de este pan es Amor.
“En
la Eucaristía se comunica el amor del Señor por nosotros: un amor tan grande que nos
nutre con Sí mismo; un amor gratuito, siempre a disposición de toda persona hambrienta
y necesitada de regenerar las propias fuerzas. Vivir la experiencia de la fe significa
dejarse nutrir por el Señor y construir la propia existencia no sobre los bienes materiales,
sino sobre la realidad que no perece: los dones de Dios, su Palabra y su Cuerpo”.
Si
miramos a nuestro alrededor, afirmó Francisco, nos damos cuenta que hay muchas ofertas
de alimentos que no provienen del Señor y que aparentemente satisfacen más. Algunos
se nutren con el dinero, otros con el éxito y la vanidad, otros con el poder y el
orgullo. Pero el alimento que nos nutre verdaderamente y que nos sacia es solamente
aquel que nos da el Señor!
“Cada uno de nosotros, hoy, puede preguntarse:
¿Y yo? ¿Dónde quiero comer? ¿En qué mesa quiero alimentarme? ¿En la mesa del Señor?
¿O sueño con comer alimentos gustosos, pero en la esclavitud? ¿Cuál es mi memoria?
¿La del Señor que me salva o la del ajo y las cebollas de la esclavitud? ¿Con qué
memoria sacio yo mi alma?”
Aprendamos a reconocer el falso pan que ilusiona
y corrompe, porque es fruto del egoísmo, de la autosuficiencia y del pecado.
“Jesús
defiéndenos de las tentaciones del alimento mundano que nos hace esclavos; purifica
nuestra memoria para que no quede prisionera en la selectividad egoísta y mundana,
sino que sea memoria viva de tu presencia a lo largo de la historia de tu pueblo,
memoria de tu gesto de amor redentor”.
Al término de la misa, el Papa llegó
en un coche cubierto hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde impartió la
bendición eucarística. El Santo Padre decidió renunciar el largo itinerario a pie
entre las dos basílicas, en vista a sus próximos empeños, en particular el viaje a
Calabria este sábado y también para que se siguiera el Espíritu de la celebración
y no desviar la atención de los fieles. (ER - RV)