2014-06-16 20:04:08

Los mercados financieros no pueden gobernar la suerte de los pueblos: el Papa a los participantes en el congreso “Impact Investing for the Poor”


(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Los mercados financieros no pueden gobernar la suerte de los pueblos: es la denuncia del Papa durante la audiencia de esta mañana a los participantes en el congreso “Impact Investing for the Poor” sobre las inversiones para combatir la pobreza y la desigualdad social, promovido por el Pontificio Consejo «Justicia y Paz». En su discurso el Papa exhortó a volver a poner la ética al centro de la finanza y remarcó la necesidad de poner la persona al centro de los procesos económicos.


Discurso completo del Santo Padre


Queridos hermanos y hermanas:


Les doy la bienvenida y les agradezco porque, con este congreso, ofrecen una importante contribución a la investigación de caminos actuales y viables hacia una mayor equidad social. Agradezco al cardenal Turkson por su amable introducción.
La solidaridad con los pobres y excluidos los ha llevado a pensar en una forma emergente de inversión responsable, conocida como la Impact Investing. Participan en el encuentro también representantes de la Curia Romana para estudiar formas innovadoras de inversión, que puedan traer beneficios a las comunidades locales y al ambiente circundante, además de un rendimiento justo.

El inversionista de impacto se configura como un inversor consciente de la existencia de graves situaciones de inequidad, de profundas desigualdades sociales y las penosas condiciones de desventaja que enfrentan poblaciones enteras. Se dirige a las instituciones financieras que utilizan los recursos para promover el desarrollo económico y social de las poblaciones pobres, con fondos de inversión destinados a satisfacer sus necesidades básicas relacionadas con la agricultura, el acceso al agua, la posibilidad de disponer moradas dignas a precios accesibles, así como servicios básicos de salud y educación.

Estas inversiones tienen la intención de producir un impacto social positivo para las poblaciones locales, como la creación de puestos de trabajo, el acceso a la energía, la educación y el crecimiento de la productividad agrícola. Los rendimientos financieros para los inversores son más contenidos respecto a otros tipos de inversiones.

La lógica que anima estas formas innovadoras de intervención es la que “reconoce el vínculo original entre la ganancia y la solidaridad, la existencia de una circularidad fecunda entre ganancia y don... La tarea de los cristianos es redescubrir, vivir y anunciar a todos esta preciosa y original unidad entre ganancia y solidaridad. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo contemporáneo de redescubrir esta bella verdad!”(Prefacio al libro del Cardenal G. Müller Pobre para los pobres. La misión de la Iglesia). Tenemos realmente necesidad.

Es importante que la ética reencuentre su espacio en la finanza y que los mercados se pongan al servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad. No podemos tolerar por más tiempo que los mercados financieros gobiernen el destino de los pueblos en lugar de servir sus necesidades, o que pocos prosperen recurriendo a la especulación financiera, mientras que muchos sufren en gran medida las consecuencias.

La innovación tecnológica ha aumentado la velocidad de las transacciones financieras, pero este aumento encuentra sentido en la medida en que se demuestra apto para mejorar su capacidad de servir al bien común. En particular, la especulación en los precios de los alimentos es un escándalo que tiene graves consecuencias para el acceso a los alimentos de los más pobres. Es urgente que los gobiernos de todo el mundo se comprometan a desarrollar un cuadro internacional capaz de promover el mercado de inversión con alto impacto social, en modo de contrarrestar la economía de la exclusión y del descarte.

El día en que la Iglesia celebra los Santos Quirico y Julita, hijo y madre que, bajo Diocleciano, dejaron sus bienes yendo hacia su martirio, quisiera pedir con ustedes al Señor que nos ayude a no olvidar jamás la fugacidad de los bienes terrenales y a comprometernos para el bien común, con un amor preferencial por los más pobres y los débiles. Bendigo de corazón a ustedes y a su trabajo. Gracias.

(Traducción del italiano: Griselda Mutual)







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