Padre Federico Lombardi: el Viaje del Papa a Tierra Santa nos invita a una reflexión
tranquila
(RV).- (con audio) Entrevistado por nuestro
colega del programa italiano Alessandro Gisotti, p. Federico Lombardi SJ, Director
de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y de Radio Vaticana, hace un repaso sobre
algunas de las respuestas de Papa Francisco a los periodistas en su viaje de regreso
a Roma desde Tierra Santa, quien, además de detenerse en el histórico viaje, toca
otros puntos como el del próximo Sínodo para la Familia. R. - Hemos visto un increíble
número de eventos, significados, y creo que el hecho de que se hayan concentrado en
tan poco tiempo nos debe invitar, ahora, a una reflexión tranquila, de modo de poder
asimilarlos en su gran riqueza, porque si los tenemos apretados todos juntos quizá
corremos el riesgo de perder muchos aspectos. Por lo tanto, ciertamente, está el aspecto
ecuménico del encuentro con el Patriarca Bartolomé que ha sido un poco la ocasión
de este viaje. Pero, sean la dimensiones de las relaciones con el mundo judío y con
el mundo musulmán, sean los temas del clima de paz que se debe construir y el cómo,
han sido temas formidables sobre los cuales es necesario meditar largamente para percibir
la riqueza. Diría que hemos percibido que han pasado 50 años de aquel primer encuentro
(entre Pablo VI y Atenágoras); no han pasado inútilmente desde el punto de vista ecuménico,
las relaciones con la ortodoxia en particular, sino también con todas las confesiones
cristianas. Ciertamente, la celebración, rezando juntos en la Basílica del Santo Sepulcro,
fue un momento particularmente intenso desde el punto de vista espiritual. Otro momento
particularmente intenso desde el punto de vista espiritual en lo que respecta el peregrinaje
del Papa en la Tierra Santa, fue también la Misa conclusiva en el Cenáculo: un lugar
de fortísima inspiración, lugar de la Eucaristía, lugar del Pentecostés, del descenso
del Espíritu…por tanto, no se pierde tampoco este momento y esta dimensión espiritual
que el Papa, aún en tiempos tan breves, ha vivido muy profundamente.
P. -
Apéndice del viaje, como en su regreso desde Río de Janeiro, fue la conferencia de
prensa en el avión. Una vez más impactó la libertad del Papa, que no tiene temor de
hacer frente a cualquier pregunta.
R. - Sí, estoy realmente impresionado. No
sólo no teme, sino que quiere estar disponible para hacer frente a cualquier cuestión.
Yo traté, durante el viaje a Río de Janeiro, también incluso ahora, tal vez de limitar,
para contener el tiempo y el número de preguntas, también para orientar los argumentos
más en relación a su viaje. El Papa, no. Quiso explícitamente una apertura total,
una total disponibilidad a responder cualquier pregunta que le fuera hecha. También
ha querido continuar a dar mucho tiempo a disposición, y fueron sólo los limites necesarios
de un viaje que no era larguísimo, como el regreso de Tierra Santa a Roma, los que
luego han limitado el tiempo que él habría aún prolongado.
P. - En respuesta
a una pregunta, Papa Francisco habló del estatuto de Jerusalén reafirmado la visión
de la Iglesia católica sobre esto… R. - Sí, éste es un punto importante, hubo una
pregunta sobre este tema sobre el cual el Papa dijo claramente que el problema desde
un punto de vista, digamos así, político, de la soberanía territorial sobre la ciudad,
si debe ser la capital de un estado o de dos, cuáles deben ser las fronteras, no es
competencia de la Santa Sede, sino que debe ser resuelta mediante negociaciones bilaterales
entre las partes interesadas, entre los israelíes y los palestinos, y también debe
tener en cuenta las resoluciones de las Naciones Unidas. Así que este aspecto no es
responsabilidad del Papa o de la Santa Sede. La Santa Sede hizo hace mucho tiempo
su formulación sobre el estatuto, podemos decir, ‘particular’ de la Ciudad Santa.
Por tanto a la Santa Sede interesa la dimensión religiosa de la ciudad, sobre todo
de la “Ciudad Vieja”, que es aquella en donde se encuentran los lugares santos, que
interesan a los cristianos, también a los judíos y a los musulmanes del mundo entero.
Por lo tanto, para esta “Jerusalén histórica” y sagrada, la Santa Sede desea que
no pueda ser reclamada exclusivamente por sí misma por alguna de las partes, porque
es un patrimonio que pertenece al mundo entero y porque los lugares santos no son
museos o monumentos, sino que deben ser lugares en los cuales las comunidades de los
creyentes puedan también estar presentes, vivir su fe. Por ello, la Santa Sede tradicionalmente
habla de un estatuto especial internacionalmente garantizado que pueda asegurar el
carácter histórico, material y religioso de los lugares santos. Como también el libre
acceso a los residentes y peregrinos, sean ellos locales o provenientes de las diversas
partes del mundo.
P. – Hicieron el giro del mundo las palabras del Papa que
compara la pedofilia por parte de un miembro del clero a una misa negra. ¿Usted cómo
ha recibido estas palabras?
R. - El Papa dijo cosas importantes a propósito
del tema de la pedofilia sobre el cual fue nuevamente interrogado. Pedofilia, en particular
en el caso de personas con ministerios o responsabilidades en la Iglesia católica.
Aunque sabemos que el problema es mucho más amplio. El Papa hizo esta comparación
que es bastante original. Es un poco su característica, hacer comparaciones fuertes.
Desde el punto de vista de la sacralidad de la vida humana, en particular de la vida
de niños inocentes, que es violada por este delito. Entonces, la misa negra es un
sacrilegio, es cuando el Cuerpo de Cristo es manipulado para ser ofendido y por lo
tanto es un delito desde el punto de vista de nuestra fe, de nuestro modo de ver el
Sacramento de la Eucaristía: un crimen absolutamente gravísimo, de desprecio de la
dignidad del Cuerpo de Cristo. El hecho de comparar esto al delito de pedofilia es
una condena de una dureza increíble, para un creyente tal vez, es la condena más dura
que se puede dar, porque dice: estamos violando la carne de Cristo, en práctica estamos
violando una dignidad que para nosotros es sagrada, que es aquella de los niños inocentes.
Así que, en este sentido, es una comparación que cuenta con una condena fundamental
fortísima por parte del Papa para este tipo de delitos. El Papa ha reafirmado el deseo
de una acción decisiva, que no se detenga ni siquiera frente a la dignidad episcopal,
si hay grave responsabilidad en la cual intervenir. El Papa no ha entrado en el tema
específico de las responsabilidades de los obispos por omisión, sin embargo tiene
bien presente también que la responsabilidad de los que gobiernan también puede ser
por cosas no hechas, no sólo por el mal hecho personalmente. Éste es un problema que
tiene bien presente y en el cual, cierto, se aplica también el principio que él ha
manifestado de la responsabilidad, que debe ser tenida en consideración. Pero no ha
entrado en esta dimensión específica.
P. - El Papa también habló sobre la reforma
de la curia, del IOR. Reforma, dijo, que debe ser continua, incluso si se encuentran
problemas...
R. – Sí, por supuesto, sabemos que este es un tema sobre el que
hay una gran atención, continua. Y el Papa dijo - como había dicho en otras ocasiones
– que una parte que ha sido un poco “anticipada” es aquella que se refiere a las cuestiones
de carácter económico, porque se habían manifestado, digamos así, a la atención pública,
y por lo tanto era necesario intervenir con una cierta urgencia o una cierta prioridad.
También hizo referencia a los trabajos en curso en el IOR, con las diversas comisiones,
y el hecho de la aclaración de las cuentas, es decir, de aquellos que tienen un título
atendible para poder gozar de este servicio.
P. - Por último, el Papa ha querido
precisar que el próximo Sínodo sobre la Familia no es el "Sínodo sobre la comunión
para divorciados o no". Aquí también Francisco instó a evitar la reducción de los
casos en cuestión…
R. - Sí, ésta ha sido una intervención muy importante. De
hecho, el Papa habló largo y tendido en respuesta a esta pregunta. Se ve que de hecho
se preocupa de que el Sínodo y el camino del Sínodo se preserven en su gran amplitud
pastoral. El tema de la familia, de su misión, del testimonio cristiano en la vida
familiar, es un tema enorme, un tema enorme, vital y crucial. Por lo tanto, el hecho
de limitarse a veces a tocar un punto – por cuanto delicado, doloroso e importante
como aquel de la Comunión a los divorciados – constituye el riesgo de limitar mucho
la perspectiva y la atención. Mientras que es un grandísimo servicio para todo el
pueblo cristiano, y quisiera decir para la humanidad, el hecho de hacer una gran reflexión
sobre la familia, sobre su naturaleza, sobre cómo conservar y promover los valores
para el servicio de todos, del amor entre el hombre y la mujer, y así sucesivamente.
Así que está en el corazón del Papa que no haya reducciones de horizontes en el camino
sinodal, siendo el camino sinodal largo: ahora está el sínodo de este otoño, luego
será el del próximo año…Es un largo camino. Conservemos verdaderamente la amplitud
y la importancia de la problemática a tratar, sin reducirnos a pensar, por cuanto
sensible, que sea tan sólo uno el punto a tratar.