Una peregrinación “de oración y penitencia” y pastoral: Mons. Jacinto-Boulos Marcuzzo,
vicario del Patriarcado latino de Jerusalén para Israel en Nazareth
(RV).- (audio) Para conocer más profundamente
la realidad que visita, que está pisando y viviendo el Santo Padre en la Tierra de
Jesús, hoy, les proponemos esta entrevista realizada por Carlo Fontana, de la Fundación
Oasis, a Mons. Jacinto-Boulos Marcuzzo, vicario del Patriarcado latino de Jerusalén
para Israel en Nazareth.
"La peregrinación del Papa Francisco será una
peregrinación “de oración y penitencia” - como dijo Pablo VI - y pastoral, es decir,
de contacto personal con la gente del lugar. En Tierra Santa hay cerca de 450 000
cristianos, de los cuales 130 mil viven en Israel. Entre ellos se encuentran los descendientes
de la primera comunidad cristiana de Jerusalén, los descendientes de aquellos que
vivieron con Jesús. En Israel somos una pequeña minoría que sufre mucho, por varias
razones, pero encontramos el estímulo y la fuerza en ser parte del gran cuerpo de
la Iglesia universal. Es por esta razón que la peregrinación del Papa es de gran importancia
para nosotros, nos hace ver, oír, entender que somos parte de ese cuerpo que es la
Iglesia. A pesar de las dificultades esta comunidad se mantiene fiel a los lugares
santos, a la Iglesia y al Evangelio. Sin embargo, hay una fuerte tentación para la
minoría cristiana en Tierra Santa: la emigración. También renuevo yo la invitación
que hacen los Papas, especialmente el santo Juan Pablo II: a hacer algo por Tierra
Santa, a rezar por la Iglesia Madre de Jerusalén, que es en el fondo la Iglesia Madre
de todas las Iglesias, y a venir como peregrinos para constantemente sentirse parte
de la comunión cristiana".
¿Qué impacto puede tener la visita del
Papa en la relación entre las religiones presentes en Tierra Santa y tras las amenazas
y vandalismo de estos días que han precedido el viaje, se le pregunta a Mons. Marcuzzo?
"En estos días de preparación para la visita del Papa hubo momentos
de solidaridad interreligiosa impresionantes. Después de que se produjeran actos de
fundamentalismo y las amenazas en contra de nosotros, me encerré en mi casa, en el
Vicariato Patriarcal y recibí, desde la mañana a la noche, un continuo de visitas,
de cristianos, pero también de muchos musulmanes, algunos judíos y de drusos, quienes
vinieron a manifestar su solidaridad. Fue un momento muy profundo y constructivo,
de amistad, de participación y de cercanía hacia las personas amenazadas. Fue un momento
interreligioso, muy fuerte, sobre todo entre cristianos y musulmanes. La Mezquita
Blanca en Nazaret dedicó su sermón del viernes a la solidaridad con los cristianos
amenazados. Vale la pena citar textualmente una parte de aquel discurso: "Los cristianos
son hijos de esta tierra, aman esta tierra, quieren vivir en esta tierra para continuar
sirviendo a todos, amando a todos y difundir la cultura del amor y de la vida". La
peregrinación del Papa Francisco ayudará a fortalecer y madurar esta necesidad de
diálogo y cooperación interreligiosa y aislar los grupos de fanáticos y de intolerancia. Ciertamente
. Estos hechos de vandalismo y amenazas no presagian nada bueno, pero por otro lado,
el testimonio de la solidaridad fue un momento de convivencia pacífica, de verdadero
diálogo interreligioso y de apoyo mutuo entre todas las comunidades".
En
el Sínodo de Medio Oriente, en 2010, Usted afirmaba que la mediación cultural de la
fe es una exigencia en los grandes momentos de cambio. ¿Qué entiende por mediación
cultural y que papel puede tener hoy?
"Lo que realmente necesitamos
aquí en la Tierra Santa, y en general en las Iglesias de Oriente Medio, es la formación.
Una formación basada en la mediación cultural, es decir, que haga pasar la fe en la
cultura local y la cultura en la fe, que asegure que la fe sea verdaderamente encarnada
y pueda transmitirse en la vida, en el trabajo y en la cultura de cada día. Esto es
lo que se echa en falta: no hay suficiente confianza en la razón y en la cultura local,
somos demasiado fideístas, estamos expuestos a vivir una fe alienada, no suficientemente
encarnada. Es por eso que creo que es una prioridad absoluta, para dar un cambio de
perspectiva y de trabajo de la Iglesia en Oriente Medio, en momentos de transformación
como éste, reavivar en los cristianos el amor y el conocimiento de su patrimonio de
fe y de cultura, es decir, una mediación cultural".