Rostro misericordioso de Cristo y fermento de Dios en medio de la humanidad: misión
de la Iglesia, el Papa a los Obispos de Sri Lanka
(RV).- (con audio) Asegurando sus oraciones
y cercanía especial a todo el pueblo de Sri Lanka, con su exhortación a la reconciliación,
a la reconstrucción y a la esperanza cristiana, después tantos años de lucha y derramamiento
de sangre, el Papa Francisco – en el discurso entregado a los prelados de la Conferencia
Episcopal de esta nación asiática, al final de su Visita ad Limina Apostolorum, este
sábado – recuerda con afecto el encuentro que mantuvo con la comunidad cingalesa en
Italia, con motivo del 75 aniversario de la consagración de su país a la Virgen María.
El Papa desea hacer llegar una palabra de paternal consuelo a todos aquellos
que han perdido a sus seres queridos durante la guerra y alienta a los Obispos de
Sri Lanka a perseverar en su apostolado, misión y anhelo de promover el respeto de
los derechos humanos de todos sin distinción, y de impulsar la superación de las tensiones
étnicas que aún perduran. Recordando luego que la Iglesia católica, también en esta
nación asiática, desea trabajar con los diversos elementos de la sociedad – cingaleses
y tamiles - para promover la armonía, el Obispo de Roma reitera la importancia del
diálogo y de la libertad religiosa, lamentando los extremismos y los actos de violencia
e intimidación, perpetrados en nombre de un falso sentido de unidad nacional. Sin
olvidar los importantes temas de la educación y la salud, la asistencia a los numerosos
desplazados, así como de la familia, que abarca la realidad de los matrimonios mixtos
y de las obras de caridad, que realiza la Iglesia en Sri Lanka – como fue y no sólo
ante la tragedia del tsunami en 2004 – el Papa Francisco alienta asimismo a seguir
impulsando el diálogo interreligioso y ecuménico.
«Ser Iglesia es ser Pueblo
de Dios, de acuerdo con el gran proyecto de amor del Padre. Esto implica ser el fermento
de Dios en medio de la humanidad. Quiere decir anunciar y llevar la salvación de Dios
en este mundo nuestro, que a menudo se pierde, necesitado de tener respuestas que
alienten, que den esperanza, que den nuevo vigor en el camino», reitera el Obispo
de Roma a los prelados de Sri Lanka, haciendo hincapié en que «la Iglesia tiene que
ser el lugar de la misericordia gratuita, donde todo el mundo pueda sentirse acogido,
amado, perdonado y alentado a vivir según la vida buena del Evangelio» (Evangelii
Gaudium 114).(CdM - RV)