‘Por México ¡Actuemos!’: los obispos ante las reformas legales en proceso
(RV).- “Con ustedes y como ustedes sentimos una gran preocupación por el futuro de
nuestro País”. En un comunicado difundido por la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM)
en el contexto de la Asamblea Plenaria que finaliza este viernes, 2 de mayo, los prelados
dicen que es tarea y responsabilidad de todos actuar para hacer el bien y que “no
podemos lamentar el mal sin actuar contra él”.
Por eso, ante las recientes
Reformas Constitucionales aprobadas hacen suyas “las inquietudes del pueblo” y se
preguntan de qué manera serán benéficas sobre todo para los que han estado permanentemente
desfavorecidos, o si serán una nueva oportunidad para aquellos acostumbrados a depredar
los bienes del País”.
Los Obispos mexicanos indican que “las reformas son necesarias
para adecuarnos al presente en la búsqueda de un futuro mejor. ¡Pero no nos engañemos!
Si no se reforma la mente y el corazón, si no se reforma la conciencia que genere
una auténtica escala de valores y nuestra capacidad de encuentro y fraternidad solidaria
no habrá reforma que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias
sociales” en el país.
Los obispos de México señalan que toda reforma debe adecuar
el presente en la búsqueda de un futuro mejor. La dureza de este mensaje está en que
esos cambios legales son como espejismos que ocultan las intolerables desigualdades
e injusticias sociales “que nos impide ver el drama de los migrantes, el secuestro,
la impunidad, la actividad del crimen organizado, la pobreza y la violencia, además
de la indiferencia contra el valor de la vida y las propuestas para legalizar el mal
como sería la aceptación de las drogas o transigir con el crimen”.
La CEM señala
que los creyentes, y en particular los cristianos, saben que el camino para superar
todo lo que destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre la entrega generosa
de la propia vida”. “La búsqueda personal y sincera del bien, la vida familiar
como transmisora de valores y de comunicación armónica, los diversos grupos e iniciativas
sociales que buscan el mejoramiento de la vida política, económica, cultural, familiar,
social, laboral, etc. son espacios de participación. ¡Esa participación debe ser cada
vez más consciente, organizada y oportuna! No dejemos que las decisiones queden en
manos de unos pocos que miran a sus propios intereses. ¡Actuemos!”.
El mensaje
de los obispos de México seguramente será presentado el viernes ante el Poder Ejecutivo.
Es una voz necesaria para despertar las conciencias y advertir que, por muchas y escandalosas
reformas, se hace necesaria la participación fundamental de actores que conocen el
pulso exacto de la nación para mostrar la esperanza para todos. La verdadera reforma
de México está en la renovación de la mente y del corazón. ‘Por México ¡Actuemos!’
es el título del mensaje de los obispos mexicanos reunidos en asamblea plenaria, documento
que cuestiona el beneficio de las reformas legales en proceso, si no se cumple con
el mínimo de condiciones que permitan su aplicación.
ER RV
Texto
completo del Mensaje de los obispos mexicanos y locución del mismo por el presidente
del CEM José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara. (audio) (audio)
Cuautitlán,
Izcalli, Edo. de México, 30 de abril de 2014
POR MÉXICO ¡ACTUEMOS! Mensaje
de los Obispos de México Con mucho cariño, a todas y a todos les hacemos llegar
el saludo de Pascua con las motivantes y esperanzadoras palabras de Jesús resucitado,
vencedor del mal y de la muerte: ¡La Paz sea con ustedes!
Con ustedes y como
ustedes sentimos gran preocupación por el futuro de nuestro País. Por eso, ante las
recientes Reformas Constitucionales aprobadas hacemos nuestras las inquietudes de
nuestro pueblo y nos preguntamos de qué manera serán benéficas sobre todo para los
que han estado permanentemente desfavorecidos, o si serán una nueva oportunidad para
aquellos acostumbrados a depredar los bienes del País. ¿Qué garantizará que la
Reforma Educativa impulse un verdadero desarrollo integral para todos; una reforma
en la cual se reconozca el derecho fundamental de padres y madres de familia, y la
sociedad en su conjunto asuma la responsabilidad que le corresponde; y no venga a
alimentar una nueva estructura burocrática que sólo defienda sus propios intereses?
¡Sin educación de calidad no hay personas, ni pueblos libres!
¿Qué garantizará
que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable,
clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir
un país con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno y bien remunerado y
las inversiones productivas; o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse
quienes se benefician de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad
y transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos! ¿Que garantizará que
la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una real participación ciudadana
que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero
amor al prójimo, sólo habrá una búsqueda ambiciosa de pedazos de poder! ¿Qué garantizará
que la Reforma Energética haga que los recursos del País se inviertan para superar
los graves atrasos de gran parte de la sociedad mexicana, y que las inversiones públicas
o privadas, nacionales o extranjeras sean promotoras de progreso social, humano y
comunitario, y cuidadosas del medio ambiente, por encima de intereses particulares?
¡Si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a
cada persona! ¿Qué garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance
de todos las ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto
a la dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios
sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos
la definirán los intereses dominantes! Las reformas son necesarias para adecuarnos
al presente en la búsqueda de un futuro mejor. ¡Pero no nos engañemos! Si no se reforma
la mente y el corazón, si no se reforma la conciencia que genere una auténtica escala
de valores y nuestra capacidad de encuentro y fraternidad solidaria no habrá reforma
que nos ayude a superar las intolerables desigualdades e injusticias sociales que
nos llevan a estar más atentos por la vida privada de los artistas, que por el sufrimiento
de los migrantes arrojados de un tren por no tener para pagar a los extorsionadores;
o a ver como estadística y nota periodística los secuestros, la trata de personas,
la impune actividad del crimen organizado, las cuotas forzadas, la violencia y los
cadáveres decapitados en fosas clandestinas. No podemos acostumbrarnos a tener
en la pobreza a más de cincuenta millones de mexicanos, muchos de ellos en una miseria
que les condena a morir sin atención médica. Esa indiferencia cómplice en contra del
valor de la vida humana, es la que hace que se festeje que miles de niños en gestación
sean sacados del vientre de la madre para ser arrojados a un bote de basura. ¡Nos
falta una verdadera reforma interior para que el País sea mejor! Aunque esta visión
de la parte dolorosa de nuestra realidad podría llevarnos al fatalismo que nos vende
la idea que ante el mal no hay solución; que es mejor legalizarlo en la droga o transar
con él en el crimen, los creyentes, y en particular los cristianos, sabemos que el
camino para superar todo lo que destruya la vida o la dignidad humana, necesita siempre
la entrega generosa de la propia vida. ¡Cristo venció el mal y la muerte con el
poder del bien y del amor! Él nos dice: "No tengan miedo, yo he vencido al mundo".
En consecuencia los cristianos católicos no podemos rendirnos, ni sentirnos derrotados,
sino urgidos a participar con la fuerza del Espíritu de Cristo Resucitado.
A
todos nos urge ser positivos y propositivos. No podemos lamentar el mal sin actuar
contra él. La búsqueda personal y sincera del bien, la vida familiar como transmisora
de valores y de comunicación armónica, los diversos grupos e iniciativas sociales
que buscan el mejoramiento de la vida política, económica, cultural, familiar, social,
laboral, etc. son espacios de participación. ¡Esa participación debe ser cada vez
más consciente, organizada y oportuna! No dejemos que las decisiones queden en
manos de unos pocos que miran a sus propios intereses. ¡Actuemos! Nadie esta dispensado
de actuar para hacer el bien. El País es de todos; y entre todos tenemos que sacarlo
adelante haciéndonos más participativos. Sin participación social nos hundiremos. Los
recién proclamados santos, San Juan XXIII y San Juan Pablo II, trabajaron en medio
de múltiples obstáculos por un mundo mejor para todos, por su fe en Jesucristo y amor
al prójimo. Ellos son un referente para nuestra desafiante tarea. La Iglesia mexicana
seguirá contribuyendo a generar paz y unidad en nombre de Dios. Que Santa María
de Guadalupe interceda por nosotros para que Dios nos conceda la inteligencia, la
sabiduría y la valentía de construir juntos un México mejor.
Por los Obispos
de México.
† José Francisco, Card. Robles Ortega
† Eugenio Lira Rugarcía Presidente de la CEM
Obispo Auxiliar de Puebla Arzobispo de Guadalajara
Secretario General de la CEM