Buscamos entre los muertos al que vive cada vez que nos encerramos en el egoísmo y
nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo, olvidando a Dios y al
prójimo, dijo el Papa en su catequesis
(RV).- (Con audio) El Santo Padre Francisco
celebró el Miércoles de la octava de Pascua su tradicional audiencia general ante
la presencia de varios miles de fieles y peregrinos de diversos países. Teniendo en
cuenta la tenue lluvia que caía sobre Roma, el Papa decidió recibir en primer lugar
a los enfermos en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En su catequesis recordó
que en estos días celebramos con alegría el gran misterio de la resurrección de Cristo.
Y dijo que se trata de una alegría auténtica, profunda, que se basa en la certeza
de que Cristo resucitado ya no muere más, sino que vive y actúa en la Iglesia y en
el mundo.
Naturalmente Francisco afirmó que no es fácil aceptar la presencia
del resucitado en medio de nosotros. De hecho, el ángel había preguntado a las mujeres,
la mañana de Pascua: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive?”, dijo, lo que
nos debe interrogar también a nosotros.
“Buscamos entre los muertos al que
vive – afirmó el Papa Francisco – cada vez que nos encerramos en el egoísmo o en la
autocomplacencia, cuando nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo,
olvidando a Dios y al prójimo, cuando ponemos nuestra esperanza en vanidades mundanas,
en el dinero o el éxito; cada vez que perdemos la esperanza o no tenemos fuerzas para
rezar, cada vez que nos sentimos solos o abandonados de los amigos, e incluso de Dios,
cada vez que nos sentimos prisioneros de nuestros pecados”.
Y añadió que esa
advertencia del ángel nos ayudará a salir de nuestras tristezas y a abrirnos a la
alegría y a la esperanza.
Al saludar con afecto a los peregrinos que asistieron
a esta primera audiencia tras la Pascua de Resurrección, el Obispo de Roma deseó que
en este tiempo pascual “abramos nuestra vida al encuentro con Cristo resucitado y
vivo, el único que puede dar verdadera esperanza”.
En su resumen de esta
catequesis en nuestro idioma el Papa dijo:
Asimismo en
sus saludos el Papa agradeció los numerosos mensajes recibidos con ocasión de la Pascua
y su onomástico. Lamentablemente no es posible responder a todos, afirmó. Por esta
razón, deseo agradecer de corazón a los niños, a los ancianos y a las familias, a
las comunidades parroquiales y religiosas, a las asociaciones, a los movimientos y
a los diversos grupos que han querido manifestarles su afecto y cercanía, a la vez
que pidió a todos que sigan rezando por él y por su servicio a la Iglesia.
También
recordó que el próximo domingo, en la ciudad piamontesa de Alba, será proclamado Beato
Giuseppe Girotti, sacerdote de la Orden de los Frailes Predicadores, asesinado in
odium fidei en el campo de concentración nazi de Dachau.
Que su heroico
testimonio cristiano y su martirio – dijo – susciten en muchos el deseo de adherir
cada vez más a Jesús y al Evangelio.
Además Francisco saludó con alegría a
los muchachos de la profesión de fe de Milán, a la Comunidad Shalom, a los
nuevos diáconos de la Compañía de Jesús y a los participantes en el evento titulado
“Columna de la Libertad 2014”, deseando a todos que su visita a la Sede de Pedro reavive
la esperanza y los induzca a la caridad.
También dirigió un pensamiento especial
a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, deseándoles que el anuncio pascual
siga ardiendo en sus corazones, como sucedió con los discípulos de Emaus.
“Queridos
jóvenes – dijo el Papa – vivan siempre la fe con entusiasmo, convencidos de que sólo
el Señor Jesús nos permite alcanzar la felicidad plena y duradera; queridos enfermos,
no hay consuelo mayor ni consolación más bella ante sus sufrimientos que la certeza
de que Cristo ha resucitado; y ustedes, queridos recién casados, vivan su matrimonio
en la adhesión real a Cristo y a las enseñanzas del Evangelio.
(María Fernanda
Bernasconi – RV).
Texto completo de las palabras del Papa en español:
Queridos
hermanos y hermanas: En estos días celebramos con alegría el gran misterio
de la resurrección de Cristo. Es una alegría auténtica, profunda, que se basa en la
certeza de que Cristo resucitado ya no muere más, sino que vive y actúa en la Iglesia
y en el mundo. No es fácil aceptar la presencia del resucitado en medio de nosotros.
La pregunta que el ángel dirigió a las mujeres, aquella mañana de Pascua: “¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive?”, nos debe interrogar también a nosotros. Buscamos
entre los muertos al que vive cada vez que nos encerramos en el egoísmo o en la autocomplacencia,
cuando nos dejamos seducir por el poder y las cosas de este mundo, olvidando a Dios
y al prójimo, cuando ponemos nuestra esperanza en vanidades mundanas, en el dinero
o el éxito; cada vez que perdemos la esperanza o no tenemos fuerzas para rezar, cada
vez que nos sentimos solos o abandonados de los amigos, e incluso de Dios, cada vez
que nos sentimos prisioneros de nuestros pecados. Esa advertencia del ángel nos ayudará
a salir de nuestras tristezas y a abrirnos a la alegría y a la esperanza. La esperanza
que remueve las piedras de los sepulcros y nos empuja a anunciar que Jesús esta vivo.
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Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española,
en particular a los grupos venidos de España, México, Costa Rica, Colombia, Uruguay
y Argentina y otros países latinoamericanos. Que en este tiempo de Pascua abramos
nuestra vida al encuentro con Cristo resucitado y vivo, el único que puede dar verdadera
esperanza.