(RV).- (Con audio) El pasado 16 de enero
se presentó el Mensaje del Santo Padre Francisco para la 51ª Jornada Mundial de oración
por las vocaciones que se celebrará el domingo 11 de mayo, titulado “Vocaciones, testimonio
de la verdad”, firmada en la Ciudad del Vaticano el día anterior.
En su Mensaje
el Papa escribe entre otras cosas que “también hoy Jesús vive y camina en nuestras
realidades de la vida ordinaria para acercarse a todos, comenzando por los últimos,
y curarnos de nuestros males y enfermedades”. En efecto, al dirigirse a los que están
bien dispuestos a ponerse a la escucha de la voz de Cristo que resuena en la Iglesia,
para comprender cuál es la propia vocación, el Santo Padre los invita a escuchar y
seguir a Jesús, a dejarse transformar interiormente por sus palabras que son espíritu
y vida.
Y tras afirmar que María, Madre de Jesús y nuestra, nos repite también
a nosotros: “Hagan lo que él les diga”, el Pontífice escribe que les hará bien participar
con confianza en un camino comunitario que sepa despertar en ellos y en torno a ellos
las mejores energías. Porque la vocación es un fruto que madura en el campo bien cultivado
del amor recíproco que se hace servicio mutuo, en el contexto de una auténtica vida
eclesial. A la vez que recuerda que ninguna vocación nace por sí misma o vive por
sí misma. La vocación surge del corazón de Dios y brota en la tierra buena del pueblo
fiel, en la experiencia del amor fraterno. En efecto, el Papa Francisco se pregunta
¿acaso no dijo Jesús: “En esto conocerán todos que son discípulos míos: si se aman
unos a otros”?
Por otra parte, el Obispo de Roma recuerda que vivir este “alto
grado” de la vida cristiana ordinaria, como escribía el Juan Pablo II, en su Carta
apostólica Novo millennio ineunte, significa algunas veces ir contracorriente,
y comporta también encontrarse con obstáculos, fuera y dentro de nosotros. Mientras
Jesús mismo nos advierte: La buena semilla de la Palabra de Dios a menudo es robada
por el Maligno, bloqueada por las tribulaciones, ahogada por preocupaciones y seducciones
mundanas. Todas estas dificultades – explica – podrían desalentarnos, replegándonos
por sendas aparentemente más cómodas. Pero la verdadera alegría de los llamados consiste
en creer y experimentar que él, el Señor, es fiel, y con él podemos caminar, ser discípulos
y testigos del amor de Dios, abrir el corazón a grandes ideales, a cosas grandes.
En otra parte de su mensaje, el Pontífice escribe – glosando un párrafo de
su Homilía de la misa para los confirmandos, del 28 de abril del año pasado
– que los cristianos no hemos sido elegidos por el Señor para pequeñeces. Vayan siempre
más allá, hacia las cosas grandes. Pongan en juego su vida por los grandes ideales”.
A
los obispos, sacerdotes, religiosos, comunidades y familias cristianas el Santo Padre
les pide que orienten la pastoral vocacional en esta dirección, acompañando a los
jóvenes por itinerarios de santidad que, al ser personales, “exigen una auténtica
pedagogía de la santidad, capaz de adaptarse a los ritmos de cada persona”.
De
esta pedagogía Francisco recuerda que debe integrar las riquezas de la propuesta dirigida
a todos con las formas tradicionales de ayuda personal y de grupo, y con las formas
más recientes ofrecidas en las asociaciones y en los movimientos reconocidos por la
Iglesia”, tal como también lo escribió el Papa Juan Pablo II en su Carta apostólica
Novo millennio ineunte.
Francisco concluye su Mensaje pidiendo que dispongamos
nuestro corazón a ser “terreno bueno” para escuchar, acoger y vivir la Palabra y así
dar fruto. Porque “cuanto más nos unamos a Jesús con la oración, la Sagrada Escritura,
la Eucaristía, los Sacramentos celebrados y vividos en la Iglesia, con la fraternidad
vivida, tanto más crecerá en nosotros la alegría de colaborar con Dios al servicio
del Reino de misericordia y de verdad, de justicia y de paz. Y la cosecha será abundante
y en la medida de la gracia que sabremos acoger con docilidad en nosotros. Con este
deseo, y pidiéndoles que recen por mí, imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.
Producción
de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
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