Escuchemos la voz de Jesús, que con el poder de Dios nos dice: sal de tu necrosis
espiritual, alienta el Papa
(RV).- (con audio) Las tres lecturas
del V Domingo de Cuaresma, “nos hablan de Resurrección, nos hablan de vida”, nos recuerdan
la hermosa promesa del Señor. Sólo Jesús puede ayudarnos a salir de nuestra tumba
interior, a quitar la piedra del pecado, de las zonas muertas de nuestro corazón y
sanar nuestra alma, reiteró el Papa Francisco en la misa celebrada, por la tarde,
en la parroquia de San Gregorio, en el barrio periférico romano de la Magliana. Haciendo
hincapié en la resurrección de Lázaro, con el Evangelio del día, el Santo Padre señaló
que todos tenemos partes de nuestro corazón que no están vivas. Algunos tienen tantas
partes muertas del corazón, “una verdadera necrosis espiritual”. Y sólo el poder de
Jesús es capaz de ayudarnos a salir de estas zonas muertas, de estas tumbas de pecado:
“Todos
somos pecadores. Pero si nos quedamos muy apegados a estos sepulcros, los custodiamos
dentro de nosotros y no queremos que todo nuestro corazón resurja de nuevo a la vida;
nos volvemos corruptos y nuestra alma comienza a dar mal olor, el olor de la persona
que está apegada al pecado”.
Debemos tener la fuerza para escuchar lo que
Jesús le dijo a Lázaro:
"¡Lázaro, sal fuera! Así los invito a ustedes a
pensar por un momento en silencio: ¿Dónde está mi necrosis interior? ¿Dónde está la
parte muerta de mi alma? ¿Dónde está mi sepultura? Para quitar la piedra, quitar la
piedra de la vergüenza... ¡Escuchemos la voz de Jesús que, por el poder de Dios nos
dice: Sal, sal fuera de esa tumba que tienes dentro de ti!".
Recordando
que el V Domingo de Cuaresma, todos los catecúmenos que se preparaban al Bautismo,
recibían la Palabra de Dios, el Papa Francisco también llevó un regalo para toda la
comunidad, un Evangelio de bolsillo:
"Es un regalo que les traigo para
que reciban la Palabra de Dios, y así también podrán escuchar la Palabra de Jesús,
que les dice: ¡Salgan! Y prepararse para la noche de la Pascua".
Antes
de la misa, el Obispo de Roma mantuvo encuentros con las diversas realidades de la
parroquia. A los niños y jóvenes les dijo que no se puede vivir bien sin una verdadera
esperanza:
"La esperanza no defrauda porque la esperanza es un don
de Dios y debemos abrir nuestro corazón a Dios para que nos dé la esperanza."
A
los enfermos y los ancianos, les recordó que la esperanza está viva aun en el sufrimiento:
"Hemos sido redimidos por Jesús en la cruz. Y cuando llega la cruz de la
enfermedad, nos asemejamos a Jesús".
A los matrimonios que han bautizado
recientemente a sus niños, les señaló la importancia de que mantengan su participación
en la vida parroquial:
"Es importante mantener la relación con la parroquia
después del bautismo porque así crecen unidos a la comunidad parroquial. Así, la comunidad
crece y se ayuda."
A los voluntarios de la cooperativa "Prora" para
la reinserción laboral de ex presos y ex drogadictos, les indicó cuál es el mejor
lugar para encontrar a Jesús:
"El mejor lugar para encontrar al Señor
es nuestra debilidad. Nos encontramos con Jesús en nuestros pecados, en nuestros errores".