(RV).- “El cristiano no levanta muros, sino que construye puentes. Los cristianos
que tienen miedo de construir puentes y prefieren levantar muros, son cristianos
que no están seguros de su fe cristiana, no están seguros de Jesucristo. Y se defienden
erigiendo muros". Esta exhortación del Papa Francisco, en su homilía del 8 de
mayo de 2013, guiará las reflexiones de unos 150 agentes de pastoral de 20 países
europeos que, como parte de su misión entre el pueblo gitano, se reunirán en Cavallino-Treporti
(Venecia ) del 4 al 6 de abril de 2014 en un encuentro patrocinado por la Comisión
Católica Internacional de los Gitanos (CCIT) , sobre el tema Derribar los muros de
aislamiento y exclusión: un reto evangélico de dinámica social. La reunión será una
oportunidad para revisar los modelos de convivencia e intercambio entre la minoría
gitana y la sociedad mayoritaria, cuya convivencia está todavía demasiado a menudo
marcada por los estereotipos, los prejuicios y el racismo.
En Venecia se
tratará de proponer soluciones concretas como sugerencia para las iglesias locales
y las autoridades civiles, para evitar la propagación del fenómeno del anti-gitanismo,
así como para evitar la discriminación de los Rom en todos los ámbitos de la sociedad
y que asume diversos aspectos: las deportaciones en masa, la segregación en los campos
autorizados, los desalojos forzosos y la reclusión de niños en escuelas especiales,
o la esterilización forzada de mujeres. Al mismo tiempo, será recordada la invitación
de Benedicto XVI, el 11 de junio de 2011, para dar su cooperación activa y sincera
para que sean insertados con dignidad en el tejido social de Europa. Para el cardenal
Antonio Mª Vegliò, presidente del dicasterio, "los Rom tienen el derecho a ser reconocidos
al menos como minorías étnicas en los países en que viven, como en los de la Unión
Europea, donde son la minoría más grande."
En respuesta a las diversas exhortaciones
del Papa Francisco para ir a las periferias, el Consejo Pontificio para la Pastoral
de los Emigrantes e Itinerantes, ha tomado la iniciativa de convocar a los Obispos
Promotores y a los Directores Nacionales de la Pastoral de los Gitanos en un encuentro
mundial que se celebrará en el Vaticano en los días 5 y 6 de junio 2014 , para reflexionar
sobre la manera de hacer que el trabajo de evangelización de la Iglesia sea más creíble
y eficaz entre el pueblo gitano. Por último, se estudiarán las iniciativas para conmemorar
el próximo año, el 50 aniversario de la visita del Papa Pablo VI al Campamento Internacional
de los Gitanos en Pomezia en 1965, un evento histórico que marcó la apertura de la
Iglesia hacia el pueblo gitano
ER – RV
Mensaje completo en
español del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes a los miembros de
la Comisión Católica para los gitanos
Ciudad del Vaticano,
2 de abril de 2014
Mensaje del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes
e Itinerantes a los miembros del Comité Catholique International pour les Tsiganes
(CCIT) (Cavallino – Treporti, Italia, 4 – 6 de abril de 2014)
Estimado padre
Dumas, Estimados miembros del Comité, Estimados participantes,
Siento
no poder estar presente en los trabajos de vuestro encuentro tal como deseaba vuestro
Presidente. Deseo haceros llegar un afectuoso saludo al tiempo que manifiesto mi profundo
interés por el tema que habéis elegido: “Derribar los muros del aislamiento y de la
exclusión: desafío evangélico de una dinámica social”. En nuestro mundo globalizado,
de hecho, se siguen construyendo muros que dividen a pueblos del mismo continente,
a gentes del mismo país o a personas de la misma ciudad. Incluso entre los países
europeos, algunos todavía están influenciados negativamente en sus decisiones políticas
hacia los romaníes, de los que estáis cerca en vuestros respectivos compromisos pastorales. Jesús,
llevando la buena nueva a los hombres, también ha asumido sus condiciones de vida.
Ha abierto las puertas, ha derribado los muros de la división y de la enemistad, como
se evidencia en el encuentro con la samaritana, junto al pozo de Jacob (cfr. Jn 4,
1-42). Hace caer una antigua separación entre dos pueblos vecinos, proponiendo una
cultura del encuentro, basada en la sinceridad del diálogo. Juan Pablo II, exhortando
a construir un mundo abierto e inclusivo, libre de los miedos y de las separaciones,
decía: “¡No temáis! ¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo!
Abrid a su potestad salvadora los confines de los Estados, los sistemas económicos
y los políticos, los extensos campos de la cultura, de la civilización y del desarrollo.
¡No tengáis miedo! Cristo conoce «lo que hay dentro del hombre». ¡Sólo Él lo conoce!”
(Homilía en el comienzo de su Pontificado, 22 de octubre de 1978, n. 5).
Precisamente el año pasado habéis dedicado vuestro encuentro al tema de la apertura
y de la acogida. La vida de los gitanos a veces parece un enigma pero Cristo, que
mueve vuestros corazones hacia ellos, sabe que cosa hay dentro del hombre, y os lo
revela como un don precioso en la amistad que forjáis con ellos. A través de los años
habéis tomado conciencia que la historia de los gitanos “es una historia sagrada”,
como la de todos los hombres hechos “a imagen de Dios”. El desafío que afrontáis
con valentía evangélica en vuestras actividades pastorales demuestra que para derribar
los muros se inicia en el corazón, primer espacio en el que incluir al otro, y hasta
que los corazones no se abran no será fácil alcanzar una sociedad inclusiva. Por tanto,
este momento de reflexión os ofrece la oportunidad de unir vuestras energías para
crear una dinámica social en la que las diversas culturas puedan vivir juntas. Benedicto
XVI, durante la audiencia a los representantes de diversas etnias de gitanos y romaníes,
tras haber recordado su dolorosa historia, describía de este modo la situación actual:
“Hoy, gracias a Dios [...], ante vosotros se abren nuevas oportunidades, mientras
estáis adquiriendo nueva conciencia [...]. Muchas etnias ya no son nómadas, sino que
buscan estabilidad con nuevas expectativas frente a la vida. La Iglesia camina con
vosotros y os invita a vivir según las comprometedoras exigencias del Evangelio, confiando
en la fuerza de Cristo, hacia un futuro mejor [...]. Os invito, queridos amigos, a
escribir juntos una nueva página de historia para vuestro pueblo y para Europa. La
búsqueda de alojamiento, de un trabajo digno y de educación para vuestros hijos son
las bases sobre las que podréis construir la integración que traerá beneficios para
vosotros y para toda la sociedad. ¡Dad vosotros también vuestra efectiva y leal colaboración
para que vuestras familias se inserten dignamente en el tejido civil europeo! Muchos
de vosotros son niños y jóvenes que desean educarse y vivir con los demás y como los
demás” (Discurso a un grupo numeroso de miembros del pueblo gitano, 11 de junio de
2011). Todo esto naturalmente exige tiempo y vosotros, estimados agentes pastorales,
habéis sabiamente adoptado la línea de la fe y de la esperanza que ayudan a realizar
todo con la paciencia que lleva a los resultados esperados. El papa Francisco, en
la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, habla de un tiempo que supera el espacio.
Tal principio, escribe el Papa, “permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse
por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y
adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad”. Prosigue
diciendo que “es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando
prioridad al tiempo” (n. 223). Sí, el compromiso a favor de los gitanos exige esta
paciencia, sin la cual es fácil creer que todo es inútil. Los gitanos necesitan
de la humanidad de las sociedades en las que viven para sentirse miembros de la familia
humana, beneficiándose de los derechos de los que gozan los otros miembros de la comunidad
en el respeto de su dignidad y de su identidad (cfr. Orientaciones para una pastoral
de los gitanos, n. 48). Esta puede ser la manera de abordar algunas cuestiones
que aún siguen siendo un desafío para Europa, cuna de los derechos humanos. Es necesario
por parte de todos un trabajo tenaz y paciente. La Iglesia puede ser fuente de inspiración
y puede hacer confluir los esfuerzos en un compromiso común para afrontar los siguientes
dilemas que están a la base de las dificultades humanas de los gitanos: 1. Muchos
gitanos siguen viviendo en condiciones precarias de vivienda, debidas a los problemas
económicos agravados por la crisis. Además de los alojamientos habituales, muchas
“familias habitan en viviendas sociales superpobladas”. Vivir en los suburbios y en
las aceras de la ciudad, sujetos a la contaminación, junto a las autopistas y a las
zonas industriales, vivir en alojamientos en mal estado “sin agua potable, ni electricidad,
ni sistema de recogida de residuos”, es un escándalo que no se puede admitir. Algunos
querrían salir, pero a menudo se encuentran con enormes dificultades que debilitan
su voluntad, por lo que recaen en su status quo. 2. En muchos países europeos existen
diferencias entre los indicadores sanitarios de los gitanos y los de la población
mayoritaria; el hecho de que no tengan documentos de identidad complica el acceso
a los servicios de salud ordinarios, sin olvidar las discriminaciones que en algunos
casos sufren por parte de los trabajadores sanitarios, como los médicos de atención
primaria que se niegan a ir a sus barrios o a los campamentos gitanos. 3. Además,
los gitanos afrontan dificultades para acceder a la educación. En Europa, la mitad
de los niños gitanos en edad de asistir la escuela nunca ha sido escolarizada; el
50 % de los adultos son analfabetos; en muchas regiones europeas, los niños gitanos
no tienen una instrucción cualificada, están excluidos del tejido social y del debate
político y cultural, a pesar de que son europeos. La situación logística de sus residencias,
la pobreza extrema, los prejuicios y sus tradiciones familiares a menudo les inducen
al abandono escolar. 4. También encuentran enormes dificultades en el campo del
trabajo. A menudo son discriminados porque no tienen una formación suficiente y no
pueden competir con otros trabajadores más cualificados. La mayor parte de las veces
son excluidos precisamente por ser gitanos. Todo ello con frecuencia les induce a
la delincuencia, a la mendicidad y a actividades peligrosas para la salud. El Consejo
de Europa promueve muchas de las experiencias que han resultado positivas en este
campo. Estas prácticas se llevan a cabo por mediadores entre los gitanos y las poblaciones
mayoritarias, implementadas a nivel local y propuestas posteriormente a una dimensión
más amplia. En cuanto se refiere a la educación, es interesante el ejemplo de la ex
República yugoslava de Macedonia con el proyecto “Inclusión de los niños gitanos en
la educación preescolar”, iniciado en 2006. Lo mismo sirve para Albania y Eslovaquia.
Buena es también la experiencia de España, que muestra los pasos a seguir en esta
mediación. Válida para su integración en sector de la salud es la experiencia de Bulgaria. Por
último, el documento “Orientaciones para una pastoral de los gitanos” sigue siendo
para vosotros una referencia fundamental, para aprovechar al máximo en vuestro servicio
en medio de este pueblo, ya que ofrece importantes líneas que son el resultado del
trabajo conjunto. Queridos hermanos y hermanas, ¿no son éstos quizás los desafíos
a afrontar? ¿Y no es quizá esta la dinámica que necesitamos, es decir dar espacio
y tiempo a los sueños de los gitanos y motivarlos para que puedan emerger? Los gitanos
tienen el derecho de ser reconocidos al menos como minorías étnicas en los países
en los que viven, ya que en la Unión Europea son la minoría más numerosa. La Iglesia
tiene la tarea de llevar el Evangelio de Jesús en medio de ellos, pero también de
apoyar su sueño de integración que pasa por la educación, la salud, el empleo y la
vivienda. Todo ello en colaboración con las personas de buena voluntad. Os deseo
unas fructíferas jornadas de trabajo y que Dios os bendiga a todos.