Excepcional exposición de antiquísimos códices bíblicos en el Braccio de Carlomagno
del Vaticano
(RV).- (audio) Desde este miércoles,
2 de abril y hasta el próximo 22 de junio en el Braccio di Carlo Magno en la plaza
de san Pedro tendrá lugar la muestra expositiva de textos y raras publicaciones bíblicas
“Verbum Domini II. God’s Word goes out to the Nations” (La palabra de Dios más allá
de las Naciones”, promovida por el Museo de la Biblia. En el rico panorama de las
piezas que se presentan en la muestra destacan algunos manuscritos de la Biblioteca
Apostólica Vaticana.
En primer lugar, se expone por primera vez un folio del
Papiro Bodmer XIV- XV. Se trata de un manuscrito realizado alrededor del año 200 que
transmite casi integralmente todo el texto de los Evangelios de Lucas y de Juan. Es
el hallazgo más antiguo en el que se puede leer, por ejemplo, el Prólogo de Juan,
o el texto del Padrenuestro de Lucas, que suscita particular emoción, pero confirma
sobre todo el precioso testimonio de la existencia, ya al final del segundo siglo,
de la secuencia de los cuatro evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Este manuscrito
formaba parte de una colección reunida por Martin Bodmer, en Egipto, en los años 50
del siglo pasado, y que llegó al Vaticano en noviembre de 2006 después de haber sido
comprado en una subasta por un generoso benefactor americano, Frank J. Hanna III,
que lo donó al Papa Benedicto XVI. Esta es la primera vez que se expone al público.
Otro documento exhibido excepcionalmente es una doble página del famoso Codex
Vaticanus, o Códice B, de la Biblia. Este manuscrito sobre pergamino hecho en la primera
mitad del siglo IV, que contiene el Antiguo y el Nuevo Testamento en griego, es, junto
con el Codex Sinaiticus (conservado en su mayor parte de la Biblioteca Británica de
Londres), el primer manuscrito completo de la Biblia y es un testimonio privilegiado
del canon de las Escrituras de la antigüedad. Según una hipótesis muy acreditada,
forma parte de un grupo de 50 Biblias que el emperador Constantino ordenó hacer copiar
a Eusebio de Cesarea para dar como regalo a las iglesias de Constantinopla (un proyecto
que no fue llevado a cabo). El manuscrito consta de más de 1.500 páginas. También
se expone el facsímil de todo el códice, ya que el original está colgando en hojas
dispuestas en carpetas, por razones de conservación.
Muy antiguo es también
el códice Claromontanus, del V y del VII siglo, un testigo temprano de los Evangelios
traducido al latín en la Vulgata de San Jerónimo, menos el texto de Mateo, que todavía
está presente en la versión Vetus Latina. También es muy hermoso en términos estéticos
el llamado Evangeliario Barberini, un bello testimonio de la miniatura del siglo
VIII, realizado en las Islas Británicas. Asimismo es digno de mención un libro escrito
por varias manos y en distintas épocas, con textos de Mateo, Marcos y Lucas.
Singular
es el volumen en griego que incluye los cinco libros del Pentateuco más Josué, Jueces
y Rut del siglo XI, que también contiene la denominada Carta de Aristea, un oficial
de Ptolomeo II Filadelfo, que cuenta de la traducción al griego de las antiguas Escrituras
hebreas encomendadas a los setenta en el siglo III antes de Cristo. También se expone
un manuscrito no específicamente bíblico, pero que constituye un homenaje a Beda el
Venerable, estudioso y comentarista de muchos libros de la Biblia, del que se presenta
una copia de la Historia eclesiástica del siglo XII-XIII. También es un homenaje al
Papa Francisco, cuyo lema ("miserando atque eligendo") está tomado precisamente de
un texto de Beda comentando el episodio evangélico de la vocación de San Mateo.