Ocasión para rezar y solidarizarnos con cuantos dan a conocer a Cristo a costa de
su propia vida
(RV).- (Con audio) En efecto, este 24
de marzo recordamos la fecha del asesinato de Arzobispo de San Salvador, Monseñor
Oscar Arnulfo Romero Galdámez, perpetrado en 1980. El prelado, cuya causa de beatificación
está en curso, fue asesinado en el momento en que elevaba la hostia para la consagración
durante la misa que estaba celebrando en la capilla del hospital de la Divina Providencia.
Este
evento es muy conocido, al contrario de los centenares de asesinatos de misioneros,
sacerdotes, religiosos y laicos de los que no tenemos noticias. Los misioneros que
se encuentran en primera fila anunciando el Evangelio son víctimas de discriminaciones,
amenazas y violencias, sólo porque defienden los derechos de los últimos.
De
hecho, son al menos un millar los misioneros asesinados de 1980 al año 2011 y, según
las últimas estadísticas, otros doce fueron asesinados: seis en el continente Americano,
cuatro en África y dos en Asia.
Entre ellos recordamos también al padre Luigi
Plebani, de 62 años de edad, sacerdote Fidei donum de la diócesis italiana
de Brescia, quien prestaba su servicio en Brasil; y al padre Valentim Eduardo Camale,
de los Misioneros de la Consolación, presente en Liqueleva, Mozambique.
De
modo que esta jornada se convierte en una ocasión para rezar y solidarizarnos con
cuantos dan a conocer a Cristo a costa de su propia vida.