2014-03-07 12:46:43

Impulsar el compromiso contra la plaga de la trata de seres humanos, alienta el Papa


(RV).- El Papa Francisco envió un mensaje con motivo Campaña de la Fraternidad, en Brasil, al comenzar la Cuaresma, cuyo tema este año es «La fraternidad y la trata de seres humanos». «¡No se puede permanecer indiferentes al saber que hay seres humanos comprados y vendidos como mercancías!», se lee en el mensaje pontificio. Invitando a un profundo examen de conciencia y poniendo en guardia contra la indiferencia que hace cómplices de esta plaga, el Obispo de Roma reitera que «la forma más eficaz de restaurar la dignidad humana es el Evangelio de Cristo en el campo y en las ciudades, porque Jesús quiere derramar la vida en abundancia por todas partes» (cf Evangelii gaudium, 75) (CdM - RV)

Texto completo del Mensaje del Papa:

«Queridos brasileños:

recordando su gran corazón y la cálida bienvenida con que me recibieron con los brazos abiertos, con ocasión de mi visita en julio pasado, les pido ahora me permitan acompañarlos en el camino de la Cuaresma, que comienza el 5 de marzo, hablando de la Campanha Fraternidad (Campaña de la Fraternidad), que conmemora la victoria de la Pascua: «Cristo nos ha liberado para que nos mantengamos firmes en esta libertad» ( cf Gal 5, 1 ) . Por su pasión, muerte y resurrección, Cristo Jesús ha liberado a la humanidad de la muerte y el pecado. Durante los próximos cuarenta días vamos a tratar de tomar mayor conciencia sobre de la infinita misericordia que Dios nos ha donado y que nos pidió que donáramos a los demás, especialmente a los más necesitados: «¡Estás liberado!» ¡Anda y ayuda a ser libre también a tus hermanos!». En este sentido, queriendo movilizar a los cristianos y a las personas de buena voluntad de la sociedad brasileña contra una plaga social como la de la trata de seres humanos, nuestros hermanos obispos brasileños les proponen el tema de este año: «La fraternidad y la trata de seres humanos».

¡No se puede permanecer indiferentes al saber que hay seres humanos comprados y vendidos como mercancías! Pensemos en las adopciones de niños para la extracción de órganos, en las mujeres engañadas y obligadas a prostituirse, en los trabajadores explotados, sin derechos, ni voz, y así sucesivamente. Ésta es la trata de seres humanos. «A este nivel es necesario un profundo examen de conciencia: ¿cuántas veces, en efecto, toleramos que un ser humano sea considerado como un objeto, expuesto para vender un producto o para satisfacer deseos inmorales? La persona humana nunca se debería ni vender ni comprar como una mercancía. Quien la usa y la explota, incluso indirectamente, se hace cómplice de este abuso». (Discurso a los nuevos embajadores, 12 – 12 - 2013). Si, luego, pasamos a nivel familiar, y entramos en una casa ¡cuántas veces reina allí también la prepotencia! Padres que esclavizan a sus hijos, hijos que esclavizan a sus padres; cónyuges que, olvidando su llamado a para este don, se explotan como si fueran productos para consumir, productos para usar y desechar; ancianos sin un lugar en la sociedad y niños y adolescentes sin voz. ¡Cuántos ataques contra los valores básicos del tejido familiar y de la misma convivencia social! Sí, es necesario un profundo examen de conciencia. ¿Cómo se puede anunciar la alegría de la Pascua, sin ser solidarios con aquellos que en esta tierra ven negada su propia libertad?


Queridos brasileños, tengan la seguridad de que: si yo ofendo la dignidad humana de los demás es porque antes yo he malvendido la mía. ¿Y por qué lo hice? Para tener poder, fama, bienes materiales ... Y todo esto – ¡sorpréndanse! - a cambio de mi dignidad de hijo e hija de Dios, salvada con el precio de la sangre de Cristo en la Cruz y garantizada por el Espíritu Santo que clama dentro de nosotros ‘Abba , Padre’, (Cf. Gal 4, 6 ). La dignidad humana es igual para todos los seres humanos: cuando pisoteo la de otro, pisoteo también la mía. ¡Es la libertad para la cual Cristo nos ha liberado! El año pasado cuando estuve con ustedes, afirmé que el pueblo brasileño daba una lección de solidaridad; con esta certeza, espero que los cristianos y las personas de buena voluntad puedan comprometerse para que nunca un hombre o mujer, jóvenes o niños sean víctimas de la trata de seres humanos. Y la forma más eficaz de restaurar la dignidad humana es el Evangelio de Cristo en el campo y en las ciudades, porque Jesús quiere derramar la vida en abundancia por todas partes. (Cf. Evangelii Gaudium 75) .

Con estos deseos, invoco la protección del Altísimo sobre todos los brasileños para que les llegue la vida nueva en Cristo, en la libertad más perfecta de los hijos de Dios (cf. Rom 8, 21), suscitando en cada corazón sentimientos de ternura y compasión por nuestros hermanos y hermanas necesitados de ser liberados, al tiempo que les envío una propiciadora Bendición Apostólica».

(Taducción Cecilia de Malak – RV)








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