El cristiano es “enviado” y anuncia el Evangelio “con alegría”. Lamentándose no se
hace un favor al Señor. El Papa el viernes
(RV).- (Audio y video) El cristiano no se
detiene, camina siempre más allá de las dificultades. Lo afirmó el Papa Francisco
en la Misa de esta mañana en la Casa de Santa Marta. En la fiesta de los Santos Patronos
de Europa, Cirilo y Metodio, el Pontífice se concentró en la identidad del discípulo.
El Evangelio, advirtió, se anuncia con alegría, lamentándose no se hace un favor al
Señor. Y puso en guardia sobre las tentaciones de hacerse lobo entre los lobos.
¿Cómo
debe ser un discípulo de Jesús? El Papa se inspiró en las figuras de Cirilo y Metodio
para detenerse en la identidad del cristiano. Y comentando la primera Lectura tomada
de los Hechos de los Apóstoles subrayó que el cristiano es “enviado”. El Señor envía
a sus discípulos, les pide ir adelante. “Y esto – observó – significa que el cristiano
es un discípulo del Señor que camina, que va siempre adelante”:
“No se puede
pensar en un cristiano inmóvil: un cristiano que se detiene está enfermo, sufre alguna
enfermedad en su identidad cristiana, tiene alguna enfermedad en aquella identidad.
El cristiano es discípulo para caminar, para avanzar. Al final lo hemos escuchado
en el Salmo, la despedida del Señor: ‘Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio’.
Vayan. Caminen. Esto: una primera actitud de la identidad cristiana es caminar, y
caminar también si hay dificultades, ir más allá de las dificultades”.
Esto,
agregó, es lo que sucedió con Pablo en Antioquia de Pisidia, “donde había dificultades
con la comunidad judía”. Jesús, recordó el Obispo de Roma, “exhorta a ir a los cruces
de los caminos” y a invitar a “todos, buenos y malos”. Así dice el Evangelio, reiteró:
“¡También a los malos! Todos”. El cristiano, por lo tanto, “camina” y “si hay dificultades,
va más allá, para anunciar que el Reino de Dios está cerca”. Un segundo aspecto de
la identidad del cristiano, continuó, “es que el cristiano debe permanecer siempre
cordero”. El cristiano, repitió, “es un cordero, y debe conservar esta identidad”.
El Señor nos envía “como corderos en medio de los lobos”. Pero, se preguntó el Papa,
alguien podría proponer usar la “fuerza contra ellos”. Pensemos en David, y de esta
forma observó, “cuando debía luchar contra el filisteo: querían vestirlo con todas
las armaduras de Saúl y no podía moverse”. Así, explicó Francisco, “no era el mismo,
no era el humilde, no era el simple David. Al final, él tomó solo la honda y venció
la batalla”:
“Como corderos… No volverse lobos… Porque, a veces, la tentación
nos hace pensar: ‘Esto es difícil, estos lobos son astutos y yo seré más astuto que
ellos, ¿eh?’. Cordero. No tonto, sino cordero. Cordero. Con la astucia cristiana,
pero cordero siempre. Porque si tú eres cordero, Él te defiende. Pero si tú te sientes
fuerte como el lobo, Él no te defiende, te deja solo, y los lobos te comerán inmediatamente.
Como cordero”.
El tercer aspecto de esta identidad, dijo, es el “estilo del
cristiano” que es “la alegría”. Los cristianos, afirmó, “son personas que exultan
porque conocen al Señor y llevan consigo al Señor”. Y advirtió que “no se puede caminar
como cristiano sin alegría, no se puede caminar como cordero sin gozo”. También “en
los problemas, también en las dificultades, también en los propios errores y pecados
– insistió – está la alegría de Jesús que perdona y ayuda siempre”. El Evangelio entonces
“debe ir adelante, llevado por estos corderos enviados por el Señor que camina, con
alegría”:
“Aquellos cristianos que tienen un tiempo de adagio-lamentoso, que
viven siempre así, quejándose de todo, tristes, no le hacen un favor ni al Señor ni
a la Iglesia… Éste no es el estilo del discípulo. San Agustín dice a los cristianos:
‘¡Anda, va adelante, canta y camina!’. Con alegría: y ese es el estilo del cristiano.
Anunciar el Evangelio con alegría. Y el Señor lo hace todo. En cambio, la excesiva
tristeza, esta excesiva tristeza, también la amargura nos lleva a vivir un, por así
decirlo, cristianismo sin Cristo: la Cruz vacía a los cristianos que están ante el
Sepulcro llorando, como la Magdalena, pero sin la alegría de haber encontrado al Resucitado”.
(RC-RV)