(RV).- (actualizado con audio) A raíz de la polémica
luego de la publicación el pasado miércoles en Ginebra de las observaciones conclusivas
del Comité ONU para los Derechos del Niño referidas a la Santa Sede, el padre Federico
Lombardi asegura en una nota que “no se puede hablar de un “enfrentamiento entre la
ONU y el Vaticano” y recuerda que la Santa Sede siempre ha dado “un fuerte apoyo moral
a la Organización de las Naciones Unidas, como lugar de encuentro entre las naciones”.
Este apoyo lo comprueban “los numerosos documentos e intervenciones de la Santa Sede
en los más altos niveles, así como la participación intensa de sus representantes
en diversos organismos de la ONU”. Así como “las visitas de Pablo VI, Juan Pablo II
y Benedicto XVI”. El director de la Oficina de Prensa Vaticana agrega que se ve que
“el tono, el desarrollo y la publicidad que obtuvo el Comité con su documento es anómalo
respecto a los procedimientos con otros Estados que adhieren a la Convención”.
El
director de la Oficina de Prensa indica que las actividades de la ONU son amplias
y variadas, como en toda organización grande, y que por lo tanto “abraza en su interior
a personas, posiciones, voces muy diversas”. Y que por lo tanto “no hay que asombrase
si en su vasto mundo se encuentran o chocan visiones diversas”.
Los Estados
tienen la libertad de adherir o no a las convenciones de las Naciones Unidas, que
sirven para promover los derechos de la persona humana en sectores específicos. Y
el Estado de la Ciudad del Vaticano ha adherido a las más importantes, de acuerdo
a su capacidad de participación. “La Santa Sede ha adherido inmediatamente y entre
los primeros en el mundo -indica- a la Convención para los Derechos del Niño” y recuerda
la gran labor desarrollada en este sector desde siempre por la Iglesia, “inspirada
en el comportamiento de Jesús descrito en el Evangelio”.
En la nota se explica
también que para verificar cómo están cumpliendo los Estados que adhieren a la Convención
de los Derechos del Niño, un comité con sede en Ginebra recibe los informes de los
diversos Estados que adhieren y les da sus recomendaciones.
El P. Lombardi
recuerda que sobre las recomendaciones dadas por el Comité sobre infancia “casi nunca
se escuchó un eco de la prensa internacional, incluso en países en los que hay incumplimiento
de derechos humanos y de la infancia notablemente graves”. indica además que para
quienes siguieron el caso queda claro que el último informe del Comité de la ONU presenta
límites graves, porque “no se tomaron en cuenta las respuestas escritas y orales,
dadas por los representantes de la Santa Sede” al punto que “hace pensar que el documento
haya sido escrito con anterioridad o por lo menos que su enfoque haya sido fijado
antes de la audición”. Así como se ve la dificultad de entender la naturaleza específica
de la Santa Sede, al punto de preguntarse: ¿No son capaces de entender o no quieren
entender? En ambos casos se tiene el derecho a asombrarse.
Lombardi señala
que la insistencia en algunos casos particulares del pasado, hacen pensar que se ha
dado más atención a lo dicho por ONGs contrarias a la Iglesia y no a las medidas tomadas
por la Santa Sede.
Precisa además que “es típico de tales organizaciones no
querer reconocer lo que ha sido realizado por la Santa Sede en la Iglesia en estos
años recientes, al reconocer errores, al renovar las normativas, al desarrollar medidas
formativas y preventivas”. Y concluye: “Pocas o ninguna otra organización o institución
ha hecho lo mismo”.
Y el punto más grave es que las observaciones del Comité
parecen superar sus competencias propias, al interferir en las posiciones doctrinales
y morales de la Iglesia católica, dando indicaciones que implican evaluaciones morales
sobre la contracepción y el aborto, o la educación en las familias, o la visión de
la sexualidad humana, a la luz de una propia visión ideológica de la sexualidad. El
Padre Lombardi alienta a encontrar el plano correcto del compromiso por el bien de
los niños. También a través del instrumento de la Convención. La Santa Sede no hará
faltar sus respuestas atentas y argumentadas. (RC-RV)