El Papa recibiendo a gentiluomini y sediari pontificios, les exhorta a proseguir su
servicio a la Iglesia sin mancharlo con posturas de mundanidad
(RV).- (audio y video) En torno al mediodía
en la sala del Consistorio el Papa, en los tradicionales encuentros a principios de
año con el personal que trabaja a su lado para el intercambio de felicitaciones, recibió,
primero, a los “gentiluomini” de Su Santidad, es decir, a los que dan la bienvenida
y acogen a las distintas personalidades que vienen a encontrarse con el Sucesor de
Pedro, y asisten, asimismo, a las ceremonias y recepciones oficiales. Y seguidamente
el Papa recibió a los “sediari”, es decir, a los encargados de atender y servir las
visitas de las personas que vienen a hablar con el Papa.
Hablando a los “gentiluomini”
y sus familiares, el Papa ha explicado que a través de ellos las diversas autoridades
y personalidades que vienen a visitar la Sede de Pedro tienen su primer contacto con
esta Casa y reciben sus primeras impresiones. Como dice su nombre, sirven a este propósito
cualidades de gentileza y amabilidad útil para poner a la gente a gusto. Estas cualidades
humanas tienen sus raíces más auténticas en una vida animada por la fe, que da testimonio
de la coherencia evangélica, sin mancharla con actitudes mundanas.
Ahora que
estamos en el final del tiempo de Navidad, dijo el Pontífice, y todos fuimos tocados
por el prodigio de Dios hecho Niño en la cueva de Belén, seamos cuidadosos y recemos
para que esta luz interior no se disuelva y nos pueda traer a nuestra vida diaria,
familiar y laboral, la alegría de la fe, que se expresa en la caridad, en la bondad,
en la ternura.
Saludando a continuación a los “sediari” y sus familiares,
el Santo Padre ha dicho que “el misterio del nacimiento de Jesús nos llama a ser testigos
en nuestra vida de la humildad, la sencillez y el espíritu de servicio que el Señor
nos ha enseñado. “Incluso en su trabajo diario, ustedes tienen la posibilidad de imitar
estas características del Hijo de Dios, "que no vino a ser servido sino para servir".
Vivido con esta actitud, el trabajo -ha proseguido el Papa- puede convertirse en apostolado,
una valiosa oportunidad para transmitir, a todos los que encuentran, la alegría de
ser cristianos. Esto es posible si mantenemos vivo el diálogo con el Señor en la oración,
para crecer en su amistad y aprender de Él la disposición a la acogida”.
“En
los últimos meses, me he podido dar cuenta ha terminado diciendo el Papa, de los ideales
que inspiran su trabajo. El amor a la Iglesia y la Santa Sede, la cordialidad acogedora,
la paciencia, la calma y la serenidad de su conducta que son una bella tarjeta de
visita para los que acceden al Palacio Apostólico para encontrarse con el Sucesor
de Pedro. Por todo esto les doy las gracias cordialmente y me siento en deuda con
ustedes”. ER RV