(RV).- (Con audio) En Filipinas, las
calles de Manila han vuelto a ser testigo de la procesión del Nazareno Negro de Quiapo.
Por Él, millones de filipinos se han concentrado, como cada año en su honor. El encuentro,
iniciado esta mañana desde las seis y treinta hora local, ha reunido en medio día
casi 6 millones de fieles. La escultura de tamaño natural de Cristo con la cruz,
es expuesta a la veneración de la población sólo el Viernes Santo y cada 9 de enero,
en la basílica menor de Quiapo. La procesión es una de las manifestaciones más tradicionales
de la devoción católica en el archipiélago.
La gran devoción popular se remonta
a cuatrocientos años atrás, cuando, según la tradición, el 31 de mayo de 1606, la
escultura se salvó milagrosamente de un incendio que estalló a bordo del buque que
la trasladaba de México a Manila. Ennegrecida por el fuego - de ahí el nombre de "Nazareno
Negro"- la estatua también se salvó de los incendios que devastaron la basílica de
Quiapo en 1791 y 1929, así como de los grandes terremotos de 1645 y 1863, y del bombardeo
de Manila en 1945.
Cada 9 de enero, la imagen de Cristo, doblada bajo el peso
de la cruz, es transportada sobre un carro por las calles de Manila, lo que atrae
a la multitud, que trata de tocarlo. Al no ser capaces de acercarse a la estatua,
considerada milagrosa, la mayor parte de los fieles le lanzan sus bufandas, chales
o camisas en el sentido del carro, con la esperanza de que las prendas que han tocado
la escultura se vuelvan a lanzar a la multitud, que corre a recuperarlas. Según la
tradición popular, tocar la imagen, el carro o el tejido que se puso en contacto con
ellos, les garantiza la respuesta a sus oraciones.