Aquel Niño nacido entre los últimos y los marginados, es el Amor hecho carne
El Papa en la semana
(RV).- (Con audio) En el IV Domingo de
Adviento el Pontífice guió la oración del Ángelus y deseó una Navidad de esperanza,
justicia y fraternidad. Que toda familia tenga una casa.
“Los pobres no pueden
esperar”. Al final del rezo del ángelus dominical, Francisco tras leer la pancarta
en la Plaza de San Pedro hizo un llamamiento a la sociedad a fin de que toda familia
pueda tener una casa. El Pontífice invitó a todos al diálogo, sin choques ni violencia,
y deseó que esta Navidad sea un tiempo “de esperanza, justicia y fraternidad”. Precedentemente,
el Papa había dedicado sus reflexiones a la figura de San José, que no se obstinó
en perseguir su “proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenara el ánimo,
sino que estuvo listo para ponerse a disposición de la novedad que se le presentaba
de modo desconcertante”. De ahí la invitación a prepararse a celebrar la Navidad contemplando
el ejemplo de María y de José: “María, la mujer llena de gracia que tuvo el coraje
de encomendarse totalmente a la Palabra de Dios; y José, el hombre fiel y justo que
prefirió creer en el Señor en lugar de escuchar las voces de la duda y del orgullo
humano”.
“No teman”, “Nuestro Padre tiene paciencia con nosotros, nos ama,
nos da a Jesús como guía en el camino a la tierra prometida. Él es la luz que disipa
las tinieblas. Él es nuestra paz”. En su primera Navidad como Obispo de Roma, el Papa
Francisco pronunció palabras tranquilizadoras y llenas de esperanza. En el mundo reina
el silencio, mientras, una vez más, florece en la historia del hombre el milagro de
un Dios que “fiel a su pacto y a sus promesas”, dona “a su Hijo como hermano nuestro,
como luz en nuestras tinieblas”.
En la homilía de la misa de la noche de la
solemnidad de Navidad del Señor, el Pontífice recordó que somos un “pueblo en camino”,
y que en la historia personal de cada uno se alternan las “luces y sombras”. “Si amamos
a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si
prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas
nos rodean por dentro y por fuera”. Pero cada día, y sobre todo en estos tiempos de
Gracia, el hombre puede encontrar o reencontrar la luz, porque Jesús “es el sentido
de la vida y de la historia que ha puesto su tienda entre nosotros.
“Verdadero
hombre, verdadero Dios”, aquel Niño, nacido entre “los últimos y los marginados”,
concluyó el Pontífice, “no es solamente un maestro de sabiduría, no es un ideal al
que tendemos y del que nos sabemos distantes, sino que es el Amor hecho carne”.
Producción
de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
El espacio “El
Papa en la semana”, se transmite los sábados en las emisiones informativas de las
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