2013-12-23 12:50:03

Acercarse al recién nacido 23 diciembre


Jesuita Guillermo Ortiz – Reflexiones en Frontera

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 La naturaleza y la vida dice Teófilo Pereira, tienen rastros de Dios. Hay que saber buscarlos. La vida... se muere en la naturaleza. Mueren los años, las personas... pero en medio de tantos duelos, la misma vida renace con fuerza en tantos nacimientos.

La celebración de los nacimientos en medio de los duelos, son un misterio. Este misterio nos habla de la Vida con mayúscula; nos habla de Dios, que pervive a todas las cosas: animales, plantas y humanos, que en sus nacimientos y en sus agonías son rastro leve del Dios incontenible y eterno. Incontenible de amor y eterno de vida buena. Por todo esto, acerquémonos a los rastros de Dios en tantos nacimientos que alimentan en nosotros la esperanza.

¡Cuánta esperanza! ¡Cuánta alegría provoca un nacimiento! ¡Cuánta comunión y unidad alrededor de un nacimiento!

La gente viene a ver al recién nacido, escondido hasta ahora en la pancita de su madre, que nos tenía esperando con impaciencia.

Algunos, a propósito, prefieren saber si es varón o mujer recién en el momento del parto. Entonces, con mayor expectativa todavía, nos acercamos al recién nacido para saber qué es.
“Les anuncio una gran alegría, dijeron los mensajeros de Dios a los cuidadores de ovejas, encontrarán un niño envuelto en pañales y recostado en un comedero de animales”.

Año tras año la liturgia nos repite el anuncio feliz, celebramos el nacimiento de un niño, igual a los otros niños y a la vez muy distinto. Un niño igual a todos los niños por la madre humana, María de Nazaret, pero un niño distinto porque su Padre no es humano, su Padre es el mismo Dios.







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