La libertad que viene de la predicación hace crecer a la Iglesia, el Papa el viernes
en Santa Marta
(RV).- Los cristianos alérgicos a los predicadores siempre tienen algo que criticar,
pero en realidad tienen miedo de abrir la puerta al Espíritu Santo y se vuelven tristes:
lo afirmó el Papa Francisco este viernes en la Misa presidida en la Casa de Santa
Marta.
En el Evangelio del día, Jesús compara la generación de su tiempo
con aquellos muchachos siempre descontentos “que no saben jugar con felicidad, que
rechazan siempre la invitación de los otros: si hay música, no bailan; si se canta
un canto de lamento, no lloran … ninguna cosa les está bien”. El Santo Padre explicó
que aquella gente “no estaba abierta a la Palabra de Dios”. Su rechazo “no es al mensaje,
es al mensajero”. Rechazan a Juan el Bautista, que “no come y no bebe” pero dicen
que “¡es un endemoniado!”. Rechazan a Jesús, porque dicen que “es un glotón, un borracho,
amigo de publicanos y pecadores”. Siempre tienen un motivo para criticar al predicador:
“Y
ellos, la gente de aquel tiempo, preferían refugiarse en una religión más elaborada:
en los preceptos morales, como aquel grupo de fariseos; en el compromiso político,
como los saduceos; en la revolución social, como los zelotas; en la espiritualidad
gnóstica, como los esenios. Con su sistema bien limpio, bien hecho. Pero al predicador,
no. También Jesús les hace recordar: ‘Sus padres han hecho lo mismo con los profetas’.
El pueblo de Dios tiene una cierta alergia por los predicadores de la Palabra: a los
profetas, los ha perseguido, los ha asesinado”.
Estas personas - prosiguió
el Obispo de Roma- dicen aceptar la verdad de la revelación, “pero al predicador,
la predicación, no. Prefieren una vida enjaulada en su preceptos, en sus compromisos,
en sus planes revolucionarios o en su espiritualidad” desencarnada. Son aquellos cristianos
siempre descontentos de lo que dicen los predicadores:
“Estos cristianos
que son cerrados, que están enjaulados, estos cristianos tristes … no son libres.
¿Por qué? Porque tienen miedo de la libertad del Espíritu Santo, que viene a través
de la predicación. Y este es el escándalo de la predicación, del que hablaba San Pablo:
el escándalo de la predicación que termina en el escándalo de la Cruz. Escandaliza
el hecho que Dios nos hable a través de hombres con límites, hombres pecadores: ¡escandaliza!
Y escandaliza más que Dios nos hable y nos salve a través de un hombre que dice que
es el Hijo de Dios y que termina como un criminal. Eso escandaliza”.
“Estos
cristianos tristes – afirmó Francisco - no creen en el Espíritu Santo, no creen en
aquella libertad que viene de la predicación, que te advierte, te enseña, te abofetea,
también; pero que es precisamente la libertad que hace crecer a la Iglesia”:
“Viendo
a esos muchachos que tienen miedo de bailar, de llorar, miedo de todo, que en todo
piden seguridad, pienso en esos cristianos tristes que siempre critican a los predicadores
de la Verdad, porque tienen miedo de abrir la puerta al Espíritu Santo. Recemos por
ellos, y recemos también por nosotros, para que no nos convirtamos en cristianos tristes,
quitando al Espíritu Santo la libertad de venir a nosotros a través del escándalo
de la predicación”. (RC-RV)