Nunca el dinero y la victoria a toda costa, puentes y no muros, la Iglesia alienta
el lenguaje universal del deporte, destaca el Papa
(RV).- (se actualizó con video) (con audio) El deporte esté al
servicio de la paz, de la justicia y de la solidaridad, promoviendo, en particular
en los jóvenes, el compartir y la hermandad, es la exhortación de Francisco, en su
cordial bienvenida a los delegados de los Comités Olímpicos Europeos, a los que recibió
en audiencia este sábado.
Después de expresar su aprecio a cuantos, en ámbito
europeo, están comprometidos en favorecer, por medio del deporte, el desarrollo de
las personas y la fraternidad social, el Santo Padre reiteró el apoyo de la Iglesia
a la actividad deportiva, como instrumento de promoción de los valores humanos y religiosos,
que son cimiento de una sociedad más justa y solidaria:
«Los lazos
entre la Iglesia y el deporte son una bella realidad que se ha ido consolidando en
el tiempo, porque la Comunidad eclesial ve en el deporte un válido instrumento para
el crecimiento integral de la persona humana. La práctica del deporte, en efecto,
estimula una sana superación de sí mismos y de los propios egoísmos, entrena el espíritu
de sacrificio y, si se enfoca correctamente, favorece la lealtad en las relaciones
interpersonales, la amistad y el respeto de las reglas. Es importante que cuantos
se dedican al deporte, en los distintos niveles, promuevan los valores humanos y religiosos
que son la base de una sociedad más justa y solidaria. Ello es posible, porque el
lenguaje del deporte es un lenguaje universal, que supera las fronteras, los idiomas,
las razas, las religiones y las ideologías; tiene la capacidad de unir a las personas,
favoreciendo el diálogo y la acogida. ¡Este es un recurso muy valioso!
En
particular, el Papa quiso alentar la formación de la juventud a la paz y la fraternidad:
«Deseo
alentar las instituciones y las organizaciones como la de ustedes, que proponen, en
especial a las jóvenes generaciones, itinerarios deportivos de formación a la paz,
al compartir y a la convivencia entre los pueblos. ¡La actividad deportiva se caracteriza
por unir y no por dividir! También los cinco anillos entrelazados, símbolo y bandera
de los Juegos Olímpicos, representan el espíritu de fraternidad que debe caracterizar
la manifestación olímpica y la competición deportiva en general».
También
alentó el Santo Padre a tutelar la armonía, la rectitud, el rigor moral y la función
educativa, que debe caracterizar siempre al deporte, sin reducir nunca a los atletas
a mera mercancía, por afán de dinero o de éxito:
«Cuando el deporte se
considera sólo según los parámetros económicos o para lograr la victoria a toda costa,
se corre el riesgo de reducir a los atletas a mera mercancía de la que hay que sacar
provecho. Los mismos atletas entran en un mecanismo que los atropella, pierden el
verdadero significado de sus actividades, aquella alegría de jugar que los atrajo
cuando eran chicos y que los ha llevado a hacer tantos sacrificios y a llegar a ser
campeones. El deporte es armonía, pero si prevalece el afán desmedido de dinero y
de éxito esta armonía se despedaza. Ustedes, como dirigentes olímpicos están llamados
a impulsar la función educativa del deporte. Todos somos conscientes de la gran necesidad
de formar a los atletas animados por la rectitud, el rigor moral y un agudo sentido
de responsabilidad».