(RV).- (Audio) El padre Antonio Grande,
de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de
rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando
de la nueva Evangelización.
Formar nuevos discípulos para realizar la
Misión Continental
La nueva evangelización promueve la preparación
de nuevos evangelizadores. Los obispos latinoamericanos y caribeños en el documento
de Aparecida, invitaron a contemplar el modo cómo Jesús llamó y formó a sus discípulos.
“Miramos a Jesús, el Maestro que formó personalmente a sus apóstoles y
discípulos. Cristo nos da el método: `Vengan y vean (Jn 1,39), `Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida´ (Jn 14,6). Con Él podemos desarrollar las potencialidades
que están en las personas y formar discípulos misioneros” (A 276).
Todos,
según la propia responsabilidad, tenemos que promover una nueva formación de los bautizados
que sepa responder a la llamada de Jesús Maestro. Esta experiencia, continuó
enseñando Aparecida, animará a compartir esta alegría con otros.
“El itinerario
formativo del seguidor de Jesús hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona
y en la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre, y
éstos lo siguen porque conocen su voz. El Señor despertaba las aspiraciones profundas
de sus discípulos y los atraía a sí, llenos de asombro. El seguimiento es fruto
de una fascinación que responde al deseo de realización humana, al deseo de una
vida plena. El discípulo es alguien apasionado por Cristo, a quien reconoce como el
maestro que lo conduce y acompaña” (A 277).
Jesús conoce bien el corazón
de las personas, y su honda búsqueda de una vida más plena, por eso, continúa su venir
a llamar a cada uno por su nombre. Su estilo es sencillo, pobre, en las cosas
cotidianas, de modo que todos puedan percibirlo.
El Papa Francisco, hablando
a los obispos en Brasil, el 27 de julio pasado, los invitó a imitar la sencillez
de Dios que nos manifiesta su amor por medio de signos pobres. Ellos permiten
ser descubiertos y apreciados por las personas de buena voluntad.
“Las
redes de la Iglesia son frágiles, quizás remendadas; la barca de la Iglesia no tiene
la potencia de los grandes transatlánticos que surcan los océanos. Y, sin embargo,
Dios quiere manifestarse precisamente a través de nuestros medios, medios pobres,
porque es siempre él quien actúa.
Queridos hermanos, el resultado del
trabajo pastoral no se basa en la riqueza de los recursos, sino en la creatividad
del amor. Ciertamente, es necesaria la tenacidad, el esfuerzo, el trabajo, la
planificación, la organización, pero hay que saber ante todo que la fuerza de la Iglesia
no reside en sí misma, sino que está escondida en las aguas profundas de Dios, en
las que ella está llamada a echar las redes”.
La Iglesia, continuó diciendo
el Papa, está llamada a imitar la actitud de sencillez y de cercanía del Señor Jesús,
que con gestos y palabras fue manifestando en su vida cotidiana, el amor de su Padre
a los hombres.
“Otra lección que la Iglesia ha de recordar siempre es que
no puede alejarse de la sencillez, de lo contrario olvida el lenguaje del misterio,
y no sólo se queda fuera, a las puertas del misterio, sino que ni siquiera consigue
entrar en aquellos que pretenden de la Iglesia lo no pueden darse por sí mismos, es
decir, Dios mismo”.