Desde el Santuario de Guadalupe hacia una cultura cristiana que reciba el Kerygma
y se mantenga fiel
(RV).- (Con audio) Al entrar en su fase
final el encuentro y peregrinación “Nuestra Señora de Guadalupe: Estrella de la Nueva
Evangelización en el Continente Americano”, que se celebró del 16 al 19 de noviembre
en el auditorio del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe en Ciudad de México,
los participantes escucharon las ponencias de los cardenales Sean Patrick O’Malley,
Arzobispo de Boston; José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Óscar
Rodríguez Maradiaga, Arzobispo de Tegucigalpa, quienes respondieron al tema “Cultura
y sociedad en el continente americano: misión y contribución de la Iglesia”.
El
Cardenal O’Malley advirtió acerca del tránsito de un “catolicismo cultural a un catolicismo
intencional”, por lo cual es muy importante – dijo – trabajar con los católicos que
no se van y permanecen en la Iglesia, “quienes quedan más fortalecidos y con más disposición
de convertirse en discípulos y misioneros”. También se refirió a la importancia de
aprender las lecciones de los abusos a menores, a fin de que “la protección de los
niños sea una prioridad y evitar improvisaciones”.
El Cardenal hondureño Rodríguez
Maradiaga identificó que en la actualidad hay un espacio cultural – fragmentado y
plural –, que debería ser integrado a través de una auténtica cultura cristiana. Por
otro lado, se mostró convencido de que lanzar la Misión Continental “exige una decisión
y audacia, que entienda y atienda las actuales circunstancias, las cuales no deben
verse como problemas, sino como oportunidades”. E invitó a que la Iglesia ratifique
su opción por los jóvenes, a través de una pastoral juvenil organizada, “que no esté
circunscrita a eventos, sino un camino de formación y compromiso que permita arraigar
y hacer crecer la fe”.
Por su parte, el Cardenal mexicano Robles Ortega hizo
un llamado “a reconocer los signos de los tiempos”, y a dirigir la mirada de los discípulos
misioneros sobre la realidad actual. Y explicó que hoy en día ya no se transmite
la fe – como era antes – a través de la educación o la familia, que era un vehículo
seguro para la transmisión de la fe. A la vez que advirtió que “hoy esto viene siendo
erosionado, es deficiente o se detiene”.
Prosiguió diciendo que un reto para
la Iglesia es “conseguir que la fe se haga cultura”, evitando que el cristianismo
sea transmitido solamente “como un bagaje cultural o conjunto de valores pero sin
Cristo, dado que esto le hace perder su real atractivo”. “Hay que reproponer la presentación
del Kerygma – dijo –, con dinamismo, que saque de la parálisis, y se convierta en
el núcleo de nuestra predicación”.