(RV).- (audio) La caridad del Papa
es formidable y su compromiso sincero con los últimos, los más desfavorecidos y los
más débiles, envidiable de verdad. Esta mañana abrazó uno a uno a tres mil personas
con enfermedades raras, que asistieron a la audiencia general en la Plaza de San Pedro.
Después de la catequesis, el Santo Padre saludó a sus hermanos los obispos presentes
en la plaza particularmente rápido, sólo porque quiso reservarse más tiempo y energía
para dedicar a los hermanos enfermos. Así una vez más la plaza se ha convertido en
un escenario singular y extraordinario de este encuentro personal del Papa Bergoglio
con los enfermos con patologías raras y sus familiares. Centenares eran los niños,
algunos de muy corta edad, en los brazos de sus padres que llorando los han confiado
por un instante en los brazos del Papa. Momentos de gran ternura y conmoción con Francisco
que besó uno a la vez a los pequeños intentando consolar también a los mayores mientras
también a los colaboradores del Santo Padre les costaba en ciertos momentos contener
las lágrimas por la gran emoción y amor prodigado por el Obispo de Roma.