Se vive en una situación de desborde: los obispos argentinos buscan salidas al drama
de la droga
(RV).- (audio) “El drama de la droga
y el narcotráfico” es un tema que preocupa mucho a los Obispos argentinos, los cuales
en el marco de su Asamblea Plenaria han hecho pública una Declaración sobre este drama.
La presentación estuvo a cargo del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina
y arzobispo de Santa Fe monseñor José María Arancedo y del presidente de la Comisión
de Pastoral Social y obispo de Gualeguaychú. monseñor Jorge Eduardo Lozano.
Los
obispos saben que la sociedad vive con dolor, angustia y preocupación el crecimiento
de este flagelo. Saben que este problema es un emergente de la crisis existencial
del sentido de la vida en que está sumergida nuestra sociedad y que se refleja en
el deterioro de los vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes. Cuando
este mal se instala en los barrios -dicen- destruye las familias, siembra miedo y
desconfianza entre los vecinos, aleja a los chicos y a los jóvenes de la escuela y
el trabajo. Hay gente que vende droga para subsistir, sin advertir el grave daño que
se realiza al tejido social y a los pobres en particular. Se vive en una situación
de desborde.
Y lo más penoso es que la sociedad a menudo sospecha que miembros
de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los
grupos mafiosos. Esta realidad debilita la confianza y desanima las expectativas de
cambio.
Los obispos hacen hincapié en la necesidad de medidas urgentes, porque
Argentina corre el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia
política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar
estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que el desafío es
enorme pero también es verdad que perseguir estos delitos es tarea exclusiva e irrenunciable
del Estado.
Los obispos de Argentina son conscientes de que no “hemos sido
suficientemente eficaces en promover una pastoral que convoque y contenga a los adolescentes
y jóvenes”. “Pero a su vez, seguimos alentando la creación de centros de asistencia
para quienes sufren la esclavitud de la adicción y les cuesta salir”.
“Es perverso
-señalan los prelados- vivir del sufrimiento y de la destrucción del prójimo. Por
eso anhelan una justicia más eficiente que erradique sin demoras la impunidad. Al
mismo tiempo que no dejan de pedir la conversión de los traficantes”.
Y a cada
uno de los que han caído en la droga, les dicen con el Papa Francisco: “Puedes levantarte,
puedes remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres. Tú eres
el protagonista de la subida, esta es la condición indispensable”.
“No dejemos
que nos roben la esperanza, ni que se la arrebaten a nuestros jóvenes. Cuidémonos
los unos a los otros. Estemos particularmente cerca de los más frágiles y pequeños.
Trabajemos por una cultura del encuentro y la solidaridad como base de una revolución
moral que sostenga una vida más digna”.