(RV).- (Con audio)
Zaqueo quería ver
a Jesús que pasaba pero no podía porque era de baja estatura, entonces se subió a
un árbol. Cuando pasó junto a él, Jesús levantó la mirada y lo llamó: “Zaqueo baja
pronto porque hoy voy a tu casa”.
“Se hospeda en casa de un pecador” murmuran
algunos.
Zaqueo muy contento prometió a Jesús dar la mitad de sus bienes a
los pobres y restituir lo mal habido. Jesús afirma entonces: “el Hijo del hombre ha
venido a buscar y salvar lo perdido”.
¿Que hacemos vos y yo para conocer
a Jesús?
Zaqueo tenía dificultades pero no las usó como excusa, ni se hizo
la víctima de sus complejos. Tampoco se enojó con los que eran más altos porque no
le dejaban ver a Jesús. Zaqueo se venció a sí mismo, hizo lo mejor que pudo para seguir
su deseo de conocer a Jesús y sin miedo al ridículo se subió a un árbol como otros
muchachos más jóvenes que él.
Aunque Zaqueo tenía mucho porque era rico, no
se queda cuidando sus riquezas, no se cierra a nuevas oportunidades por descubrir,
o nuevas aventuras que vivir, por eso su vida cambió. Cambió de camino.
¿Esperas
primero arreglar y preparar tu casa para recibir a Jesús?
Zaqueo dejó que Jesús
mismo ordenara y pusiera linda la casa del corazón. Fue conocer a Jesús y abrir inmediatamente
el corazón generosamente a los demás para compartir la vida. La alegría y la generosidad
son signos del conocimiento y la presencia de Jesús en nuestra vida.
Oración:
Oh Dios, que en tu Hijo has venido a buscar y a salvar a quien estaba perdido, hacénos
dignos de tu llamada: lleva a cumplimiento cada uno de nuestros deseos de bien, para
que sepamos recibirte con alegría en nuestra casa para compartir los bienes de la
tierra y del cielo.