(RV).- (Con audio) Todos los bautizados
están llamados a caminar por el camino de la santificación, y no se puede ser “cristianos
a mitad del camino”. Es cuanto afirmó el Papa en la homilía de la Misa de esta mañana
celebrada, como es costumbre, en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El
Pontífice dijo que siempre en nuestra vida hay un antes y un después de Jesús, subrayando
que Cristo ha obrado en nosotros “una segunda creación” y que nosotros debemos llevar
adelante con nuestro modo de vivir.
Antes y después de Jesús. Francisco desarrolló
su homilía inspirándose en el pasaje de la Carta a los Romanos, centrado en el misterio
de nuestra redención. El Apóstol Pablo, dijo, “trata de explicarnos esto con la lógica
del antes y el después: antes de Jesús y después de Jesús”. San Pablo considera el
antes “basura”, mientras el después es como una nueva creación. Y nos indica “un camino
para vivir según esta lógica del antes y el después”:
“¡Hemos sido re-hechos
en Cristo! Lo que ha hecho Cristo en nosotros es una re-creación: la sangre de Cristo
nos ha re-creado. ¡Es una segunda creación! Si antes toda nuestra vida, nuestro cuerpo,
nuestra alma, nuestras costumbres estaban en el camino del pecado, de la iniquidad,
después de esta re-creación debemos hacer el esfuerzo de caminar por el camino de
la justicia, de la santificación. Utilicen esta palabra: la santidad. Todos nosotros
hemos sido bautizados: en aquel momento, nuestros padres – nosotros éramos niños
– en nuestro nombre, hicieron el Acto de fe: ‘Creo en Jesucristo”, que nos ha perdonado
los pecados. ¡Credo en Jesucristo!”.
Esta fe en Jesucristo, prosiguió el Papa,
“debemos volver a asumirla” y “llevarla adelante con nuestro modo de vivir”. Y añadió:
“vivir como cristiano es llevar adelante esta fe en Cristo, esta re-creación”. Y con
la fe, dijo Francisco, llevar adelante las obras que nacen de esta fe, “obras para
la santificación”. Debemos llevar adelante, reafirmó, “la primera santificación que
todos nosotros hemos recibido en el Bautismo”:
“En verdad nosotros somos débiles
y tantas veces, tantas veces, comentemos pecados, imperfecciones… Y esto está en el
camino de la santificación. ¿Sí o no? Si tú te acostumbras: ‘Tengo una vida un poco
así, pero creo en Jesucristo, pero vivo como quiero… ¡Y, no, eso no te santifica;
eso no va! ¡Es un contrasentido! Pero si tú dices: ‘Yo, sí, soy pecador; yo soy débil’
y vas siempre al Señor y le dices: ‘Pero, Señor, tú tienes la fuerza, ¡dame la fe!
¡Tú puedes curarme!’. Y en el Sacramento de la reconciliación te haces curar..., sí
también nuestras imperfecciones sirven para este camino de santificación. Pero siempre
es: antes y después”.
“Antes del Acto de fe, antes de la aceptación de Jesucristo
que nos ha re-creado con su sangre – reafirmó el Papa – estábamos en el camino de
la injusticia”. Después, en cambio, “estamos en el camino de la santificación, ¡pero
debemos tomarla en serio!” Y añadió que para tomarla en serio, es necesario hacer
obras de justicia, obras “sencillas”: “adorar a Dios: ¡Dios es El primero siempre!
Y puedes hacer lo que Jesús aconseja: “ayudar a los demás”. Estas obras, recordó Francisco,
“son las obras que Jesús ha fecho en su vida: obras de justicia, obras de re-creación”.
“Cuando nosotros damos de comer a un hambriento”, dijo, “re-creamos en él la esperanza.
Y así con los demás”. Su en cambio “aceptamos la fe y después no la vivimos – advirtió
– somos cristianos sólo de memoria”:
“Sin esta conciencia del antes y del
después de la que nos habla Pablo, nuestro cristianismo ¡no sirve a nadie! Es más:
va por el camino de la hipocresía. “Me digo cristiano, ¡pero vivo como pagano!”. Algunas
veces decimos “cristianos a mitad de camino”, que no toman en serio esto. Somos santos,
justificados, santificados por la sangre de Cristo: ¡tomar esta santificación y llevarla
adelante! ¡Y no se la toma en serio! Cristianos tibios: “Pero, sí, sí; pero, no, no”.
Un poco como decían nuestras mamás: “¡cristiano al agua de rosa, no!”. Un poco así…
Un poco de barniz de cristiano, un poco de barniz de catequesis… Pero dentro no hay
una verdadera conversión, no existe esta convicción de Pablo: “He dejado pasar todo
lo que considero basura, para ganar a Cristo y ser encontrado en Él”.
Ésta,
recordó el Papa, “era la pasión de Pablo, y ¡ésta es la pasión de un cristiano!”
Es necesario, añadió, “dejar todo lo que nos aleja de Jesucristo” y “hacer todo nuevo:
¡todo es novedad en Cristo!”. Animando a los fieles presentes el Papa dijo que esto
“se puede hacer”. Lo hizo San Pablo, pero también tantos otros cristianos: “no sólo
los santos, los que conocemos; también los santos anónimos, aquellos que viven el
cristianismo en serio”. La pregunta que, por tanto, hoy podemos hacernos, dijo Francisco,
es precisamente si queremos vivir el cristianismo en serio, si queremos llevar adelante
esta re-creación. “Pidamos a San Pablo – concluyó – que nos de la gracia de vivir
como cristianos en serio, y creer verdaderamente que hemos sido santificados por
la sangre de Jesucristo”.