San Francisco y el Papa juntos, entre el lobo y la paloma
De nuestro enviado especial a Asís, el jesuita Guillermo Ortiz
San
Francisco y el Papa juntos, entre el lobo y la paloma
(RV).- (Con audio)
De todas las imágenes
que representan hoy a Francisco de Asís, me gusta aquella donde esta con el lobo y
la paloma. Si la paloma simboliza la paz del hombre con el creador y lo creado, el
lobo es imagen de la destrucción; de las fuerzas dañinas, depredadoras que devoran
y aniquilan al hombre. Con su modo radical de imitar a Cristo pobre, Francisco vence
al lobo del egoísmo que nos lleva a devorarnos unos a otros como lobos. Y su lucha
espiritual le alcanza el gozo de la paz con el Creador y lo creado.
¿Cuál es
la paz que Francisco recibió y vivió y que nos transmite?, se preguntó el Obispo de
Roma en la homilía en Asís. Y respondió que “se trata de la paz de Cristo, que pasa
a través del amor más grande, el amor de la cruz”, esa paz que Jesús resucitado dio
a sus discípulos mostrándoles las llagas de la cruz.
Dijo Papa Francisco, que
el santo de Asís “da testimonio de que quien sigue a Cristo, recibe la verdadera paz,
aquella que solo él, y no el mundo, nos puede dar”, “La paz de san Francisco es la
de Cristo y la encuentra el que ‘carga’ con su ‘yugo’, es decir su mandamiento: ‘Ámense
los unos a los otros como yo los amé’, dijo el Vicario de Cristo y agregó: “Y este
yugo no se puede llevar con arrogancia, con presunción, con soberbia, sino solo con
mansedumbre y humildad de corazón”.
Una joven dijo aquí que el Papa venía a
Asís a “recargarse”. Creo que sí, el obispo de Roma se cargo de Francisco pobre a
partir de su nombre y programa de pontificado, que tanto tiene que ver con “el amor
a los pobres y el amor a Cristo pobre unidos de modo inseparable” como también expresó
en la homilía. Que San Francisco ayude al Papa a guiarnos hoy tras las huellas de
Jesús en la lucha contra el lobo del egoísmo que masacra el mundo, para gozar la paz
que ofrece Jesús resucitado mientras nos muestra sus propias llagas de la cruz.
(Desde
Asís, Tierra Santa de Italia, jesuita Guillermo Ortiz – RV).
¡Gracias
Francisco! ¡Coraje! ¡No aflojes!
(RV).- (Con audio) Los carteles en la
calles de Asís, que recibió a Papa Francisco, expresan algo así como una sintonía
anticipada, están de acuerdo con los gestos, los actos, las palabras del Obispo de
Roma, desde antes de su llegada a la Tierra Santa de Italia; se sienten identificados
con el Sucesor de Pedro desde el espíritu de Asís, es decir desde el espíritu de San
Francisco de Asís.
Tanto el santo como el Papa, que eligió el nombre del santo
de Asís para su pontificado, son humildes, sencillos, pobres y trabajan por los pobres,
repite una y otra vez lo mismo, la gente a la que pregunto por lo que ven de semejante
tanto en uno como en otro.
“El Papa Francisco es como uno de nosotros, una
persona normal, lo quiero mucho, espero verlo ahora”, me dijo Lemi, una mujer eritrea,
por una parte angustiada por sus paisanos muertos y dispersos en la tragedia del naufragio
del 3 de octubre en las costas de Lampedusa. Y por otra parte reconfortada porque
el Papa dijo que es una vergüenza y se sintió tenida en cuenta, comprendida, defendida
y querida por el Papa.
“Estas llagas son de todos” dijo el Vicario de Cristo
entre sus primeras palabras en Asís, confirmando que él es un cristiano que quiere
hacerse cargo de la carne herida de nuestros semejantes y ayudarnos a crecer en la
conciencia de que en el centro de la sociedad tiene que estar la persona humana, el
otro que es mi hermano, y no el dinero o las cosas materiales. Y que en el centro
de cada corazón debe estar Jesús, para que podamos abrirnos a ese hermano que sufre.
¡Sí!
Por eso la gente recibe así a Papa Francisco, con mucho cariño, con una mirada y una
palabra que en realidad son una respuesta a lo que el Obispo de Roma está haciendo
y quiere hacer en la Iglesia: ¡Gracias Francisco! ¡Coraje! ¡No aflojes!
(Desde
Asís, Tierra Santa de Italia, jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Una Iglesia
pobre para los pobres, quiere Francisco
(RV).- (Audio) Estoy ahora en la Porciúncula,
en Asís, la pequeña iglesita dentro de la gran basílica Santa María de los Ángeles.
Es aquí donde dio inicio la obra maravillosa que Dios hizo con la vida de Francisco
de Asís. Y él dejó que Dios actuara.
Un 24 de febrero de 1208, dentro de ese
pequeño templo se escuchó: “¡Esto es lo que quiero! ¡Esto es lo que con todo el corazón
deseo hacer!”. Era Francisco de Asís que sintió esto, después de escuchar el Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo: “Vayan y anuncien que el Reino de Dios está cerca, pero
no lleven ni oro ni plata… Den gratis lo que recibieron gratis”.
La palabra
de Jesús resonó suave pero clara y profunda en el corazón de Francisco de Asís, iluminándolo
y fortaleciéndolo para esa decisión fundamental de rechazar y renunciar con firme
decisión a una vida cómoda, con todas las seguridades y riquezas, y vivir la vida
pobre del discípulo misionero de Jesús.
Dios llamó a Francisco de Asís, Francisco
distinguió claramente la voz de Dios y respondió que sí en ese momento y siempre,
hasta las últimas consecuencias, porque la vida de Francisco no fue fácil. Cargó una
cruz pesada.
El 16 de marzo de 2013, el nuevo obispo de Roma reveló el porqué
del nombre que eligió para su pontificado y que hoy resulta un verdadero “programa”
de pontificado. Dijo que cuando ya los votos de los cardenales en cónclave subían
de tal modo que no quedaba otra posibilidad, el cardenal Humes a su lado le susurró:
“No te olvides de los pobres”. “Ahí pensé en los pobres y en tantas guerras que hay
–reveló Bergoglio- y me vino a la mente el nombre de Francisco pobre y hombre de
paz”. Para manifestar seguidamente: “cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres”.
Ayer
actuó el Señor en el corazón de Francisco de Asís. El mismo Dios, que es fiel, vuelve
a actuar hoy en el corazón de Bergoglio que eligió llamarse también “Francisco”, para
seguir a Jesús por las huellas de la pobreza camino de la paz.
(Desde Asís,
jesuita Guillermo Ortiz – RV).
Asís ante Francisco
(RV).- (Con
audio) Quedan pocas horas
para la llegada del Santo Padre a la ciudad italiana de Asís, un esperado viaje con
mucho significado, ya que el Papa visitará por primera vez, el lugar de donde tomó
su nombre justamente el día en que toda la Iglesia celebra la festividad de San Francisco
de Asís. Escuchemos a nuestro enviado especial, el Jesuita Guillermo Ortiz, quien
ya se encuentra en la ciudad de la Paz, en medio de los peregrinos, esperando la llegada
de Francisco.
Una ruptura para la paz, Asís ante el Papa
Francisco
de Asís rompió en sí mismo con la idolaría del dinero, se liberó, lucho por la paz
y la vida primero dentro de sí mismo.
Mientras que la mayoría de las rupturas
destruyen la paz, porque generan desentendimiento, división, dado que las partes,
cerradas a sus propios intereses resultan enfrentadas, como pasa hoy en diversos lugares
del mundo con la guerra, en familias enteras divididas; en el mismo corazón del hombre
tironeado por afectos desordenados, descuartizado por intereses contradictorios, hay
una ruptura que genera libertad, paz, vida, bien.
Francisco de Asís era hijo
de un hombre muy rico, que seducido por la extraordinaria belleza del amor de Dios
en sus creaturas, decidió liberarse de la idolotría del dinero.
Esa ruptura
con su padre sanguineo fue un escándalo, porque en una calle de Asís, Francisco reconoció
sólo a Dios como su Padre y devolvió a su progenitor hasta la misma ropa que vestía
y se quedó totalmente desnudo de todo, sin protección material alguna, pero también
sin dependencia alguna, que no fuera la caricia del amor de Dios a sus creaturas.
Una
ruptura terrible, tremenda, que sólo es posible con una decisión firme y determinada.
Iluminada y fortalecida por la gracia de Dios.
Francisco de Asís no se quedó
encerrado en los intereses del egoísmo mezquino y dañino. Cortó por lo sano con todo
aquello donde en él pudiera arraigarse la idolatría del dinero, para abandonarse absolutamente
y sin nada a la providencia, a la voluntad, al amor de Dios.
Con esta elección
toda a favor de Cristo que se hizo pobre en el pesebre y fue despojado hasta de la
misma vida en la cruz, Francisco de Asís, el gran santo de Italia y del mundo, iluminó
con la bendición de Dios esta bellísima región y la convirtió en la Tierra Santa de
Italia para el mundo.
El 13 de marzo de 2013 en el Vaticano, el cónclave de
cardenales eligió a Jorge Mario Bergoglio como nuevo Obispo de Roma y el mismo día
Bergoglio decidió llamarse “Francisco”, como el pobrecito de Asís que lo espera para
arroparlo con su espíritu de pobreza que salva de la idolatría y nos abre el corazón
al hermano; la única ruptura que genera paz en el corazón humano, en la familia, en
el mundo. Feliz encuentro Francisco Papa con Francisco de Asís.
(Desde la
Tierra Santa de Italia, jesuita Guillermo Ortiz - RV).