2013-10-03 13:45:40

En el Espíritu de Aparecida


P. Antonio Grande


(RV).- (Audio) RealAudioMP3 El padre Antonio Grande, de la diócesis de Rafaela, en la Argentina, que actualmente realiza el servicio de rector del Colegio Sacerdotal y de la Iglesia Argentina en Roma, nos sigue hablando de la nueva Evangelización.


La cercanía y el encuentro, dos categorías orientadoras de la vida pastoral

En nuestras tierras americanas, desde hace más de quinientos años, contemplamos que Dios Padre que viene al encuentro del hombre y de las familias y de nuestro pueblo, por medio de Jesucristo y la acción del Espíritu Santo, reúne a los creyentes en Iglesia, familia de Dios enviada a proclamar la Buena Noticia de esta novedad de vida.

“En la historia de amor trinitario, Jesús de Nazaret, hombre como nosotros y Dios con nosotros, muerto y resucitado, nos es dado como Camino, Verdad y Vida. En el encuentro de fe con el inaudito realismo de su encarnación, hemos podido oír, ver con nuestros ojos, contemplar y palpar con nuestras manos la Palabra de Vida (cf. 1 Jn 1,1), experimentando que `el propio Dios va tras la oveja perdida, la humanidad doliente y extraviada” (A 242).

El Papa Francisco, explicó recientemente en su viaje al Brasil, que el documento de Aparecida ofrece entre las categorías, los modos de expresión de la acción evangelizadora, los conceptos “cercanía” y “encuentro”.

“En Aparecida se dan de manera relevante dos categorías pastorales que surgen de la misma originalidad del Evangelio y también pueden servirnos de pauta para evaluar el modo como vivimos eclesialmente el discipulado misionero: la cercanía y el encuentro. Ninguna de las dos es nueva, sino que conforman la manera cómo se reveló Dios en la historia. Es el “Dios cercano” a su pueblo, cercanía que llega al máximo al encarnarse. Es el Dios que sale al encuentro de su pueblo… La cercanía crea comunión y pertenencia, da lugar al encuentro. La cercanía toma forma de diálogo y crea una cultura del encuentro”.

Son dos aspectos que nos invitan a iluminar y revisar nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos. Conviene volver a preguntarse sinceramente si nuestra fe nos guía cotidianamente a descubrir la cercanía, la nueva venida de Dios Vivo, en los diversos lugares que son signos de su presencia entre nosotros. La fe nace del anuncio de la Palabra, ella necesita ser recibida, creída, celebrada y transmitida para que anime la vida religiosa y comunitaria. Aparecida solicita acercar la manifestación de Jesús por medio de su Palabra.

“Se hace necesario proponer a los fieles la Palabra de Dios como don del Padre para el encuentro con Jesucristo vivo, camino de `auténtica conversión y de renovada comunión y solidaridad´. Esta propuesta será mediación de encuentro con el Señor si se presenta la Palabra revelada contenida en la Escritura, como fuente de evangelización” (A 248).

Es una responsabilidad que llama a los pastores, y a quienes en la Iglesia tienen la misión de acompañar a otros en el seguimiento del Señor. La lectura y escucha de la Palabra, para que sea fuente de oración y de servicio tiene diversos modos, Aparecida destaca la lectio divina, forma experimentada hace mucho y que sigue siendo provechosa.

“Entre las muchas formas de acercarse a la Sagrada Escritura, hay una privilegiada a la que todos estamos invitados: la lectio divina o ejercicio de lectura orante de la Sagrada Escritura. Esta lectura orante, bien practicada, conduce al encuentro con Jesús-Maestro, al conocimiento de Jesús-Mesías, a la comunión con Jesús-Hijo de Dios, y al testimonio de Jesús-Señor del universo” (A 249).









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