Recen incesantemente por la paz en Siria, en El Líbano y Oriente Medio, pide el Papa
(RV).- (Con audio) La vergüenza ante
Dios, la oración para implorar la misericordia divina y la plena confianza en el Señor,
son los puntos cardinales de la reflexión que el Papa Francisco propuso esta mañana
en su homilía de la misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta y concelebrada
con los cardenales Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias
Orientales, y Béchara Boutros Raï, Patriarca Maronita de Antioquia, junto a un grupo
de obispos maronitas procedentes de El Líbano, de Siria, de Tierra Santa y de diversos
países de los cinco continentes.
Al comentar las lecturas de la liturgia del
día (Esdras 9, 5-9; Lucas 9, 1-6), el Santo Padre dijo que, en particular en el pasaje
tomado del libro de Esdras su pensamiento se dirigió a los obispos maronitas y, como
de costumbre, resumió su pensamiento en tres conceptos:
Ante todo la actitud
de vergüenza y confusión de Esdras ante Dios, hasta el punto de no poder levantar
la mirada hacia Él. Vergüenza y confusión de todos nosotros por los pecados cometidos,
que nos han llevado a la esclavitud porque hemos servido a los ídolos que no son Dios.
La
oración fue el segundo concepto: siguiendo el ejemplo de Esdras, que de rodillas levanta
las manos hacia Dios implorando misericordia, así debemos hacer nosotros por nuestros
innumerables pecados. Una oración, dijo el Papa, hay que elevarla también por la paz
en El Líbano, en Siria y en todo Oriente Medio. Y precisó que siempre es la oración
el camino que debemos seguir para afrontar los momentos difíciles, como las pruebas
más dramáticas y la oscuridad que a veces nos envuelve en situaciones imprevisibles.
Para encontrar la salida a todo estos, subrayó el Pontífice, es necesario rezar incesantemente.
En
fin, confianza absoluta en Dios que jamás nos abandona. Fue éste el tercer concepto
que expresó el Santo Padre esta mañana en su homilía. Y afirmó que debemos tener la
certeza de que el Señor está con nosotros y, por tanto, nuestro caminar debe hacerse
perseverante gracias a la esperanza que infunde fortaleza. La labra de los pastores,
añadió el Papa, llegará a ser tranquilizadora para los fieles: el Señor no nos abandonará
jamás.
Después de la comunión, el Cardenal Béchara Boutros Raï dirigió al Santo
Padre un agradecimiento y un saludo muy cordial en nombre de los obispos participantes,
de todos los maronitas y de todo El Líbano, confirmando su fidelidad a Pedro y a Su
Sucesor “que nos sostiene en nuestro camino con frecuencia lleno de espinas”. En particular
dio gracias al Papa por el fuerte impulso que ha dato a la búsqueda de la paz: “Su
oración y exhortación a la paz en Siria y en Oriente Medio – le dijo – ha sembrado
consuelo y esperanza”.