2013-09-19 18:57:34

Yo, leproso, con Francisco


Iglesia Viva
(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Comentamos el artículo de Paolo Viana, el enviado de Avvenire* a Cagliari para cubrir la visita del Santo Padre Francisco el próximo día 22. En octubre Antonio Aste cumplirá 90 años de edad. Desde hace sesenta vive marcado por el sufrimiento de padecer de lepra, una enfermedad que nunca supo cómo llegó a contraer, pero que lo ha marcado por el resto de sus días... Él, como tantos han hecho, escribió una carta al Papa Francisco, y también como a tantos, el Santo Padre ha dado respuesta invitándolo a salir de su encierro para ser abrazado. Nuestro periodista traduce en palabras los sentimientos de dolor de Antonio: “Con el avanzar de una enfermedad que te desfigura, el dolor más grande ha sido ver la fuga de tantos amigos”, pero también traduce sus sentimientos de esperanza “en un lugar como éste es posible experimentar el amor: en los gestos sencillos, en una caricia, mediante la cercanía”.
Añadimos que con verdadero gusto reportamos el artículo de Paolo Viana -aparecido en Avvenire el 18 de septiembre- porque además de rescatar la figura olvidada de un enfermo de lepra, el autor nos regala de forma indirecta la historia de un buen sacerdote que perdió la vida a causa del cáncer: Don Efisio Spettu. Era el capellán del reparto de oncología del Hospital de la Santísima Trinidad de Cagliari, donde reside Antonio. Este sacerdote impregnado con el olor de su rebaño y por el que gastó su vida hasta el final fue el mediador que acercó a Antonio a la Cruz. Y citamos: “Por décadas, el sacerdote abrió las puertas del reparto olvidado, invitando a los sacerdotes de Cagliari para celebrar la Misa entre los enfermos de lepra”. Sobre Don Efisio Antonio puntualiza “El abrazo de Papa Francisco será el último regalo que de él me llega”. Y es que Don Efisio le enseñó a orar, con una oración cultivada en prolongados silencios, cuando se acabaron también los sueños de poder llegar a conducir una vida normal. En efecto Paolo Viana añade en su conmovedor artículo que, la de Antonio, ha sido la oración de un recluso; la de un condenado a la muerte cotidiana, la oración de un hombre que “no podía” ser amado y que sobre sus hombros cargó el rechazo de la entera sociedad.
El nonagenario Antonio explica “La lepra se robó la juventud. Al inicio era normal estar enojado y sentir envidia. En los años sesenta no se podía hablar de leprosos… Teníamos que desaparecer, hacernos olvidar por todos, y lentamente nos convencieron de ello”. Hoy en día en un largo proceso de aceptación, Antonio, gracias al trabajo pastoral del querido Don Efisio transcurre sus horas hablando con el Señor al que encontró en el dolor. Gracias a la oración, hoy, Antonio puede bien afirmar de no sentir más la rabia por todas aquellas veces en que no le estrecharon la mano por temor o repulsión. Añade que lo que más lo hace sufrir es el ver a tantos jóvenes perder la vida o la libertad a causa de un gesto violento”. Para el periodista Paolo Viana el mal que deforma transformó el cuerpo de Antonio en un santuario de oración. Concluimos citando las palabras de Antonio “He rezado tanto en estos sesenta años y sigo rezando para que la enfermedad no destruya la vida de los demás. Pero sobre todo, rezo por aquellos que no comprenden”.
Producción de Patricia L. Jáuregui Romero @pjuregui – Radio Vaticano
Fuente: *Avvenire (diario católico italiano)
19 de septiembre 2013








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