Pacer con magnanimidad, caminando con el rebaño: eviten el escándalo de ser “obispos
de aeropuerto”
(RV).- El Papa Francisco recibió este mediodía en audiencia a los nuevos Obispos nombrados
recientemente, que participaron en el Congreso anual, que concluyó hoy, organizado
por la Congregación de los Obispos y por la Congregación de la Iglesias Orientales.
El Congreso estuvo centrado en la figura del obispo como pastor. Este año han estado
presentes también 26 nuevos obispos orientales, ausentes en el Congreso de 2012, ya
que se habían encontrado con el Santo Padre Benedicto XVI durante su visita apostólica
a Líbano.
En su discurso el Santo Padre Francisco reflexionó sobre la primera
carta de san Pedro: “Apacienten el Rebaño de Dios, que les ha sido confiado; velen
por él, no forzada, sino espontáneamente, como lo quiere Dios; no por un interés mezquino,
sino con abnegación; no pretendiendo dominar a los que les han sido encomendados,
sino siendo de corazón ejemplo para el Rebaño”.
¡Que estas palabras -afirmó
el Pontífice- sean esculpidas en su corazón! Estamos llamados a ser pastores no de
nosotros mismos, sino del Señor y no para servirnos a nosotros mismos, sino al rebaño
que se nos ha confiado. Y les explicó a los Obispos qué significa “pacer”, comentando
tres breves pensamientos: “pacer significa: acoger con magnanimidad; caminar con el
rebaño; y estar siempre al lado del rebaño.
“Acoger con magnanimidad. Que
su corazón sea tan grande como para poder dar cabida a todos los hombres y mujeres
que encuentren a lo largo de los días y que encontrarán y buscarán a la hora que se
pongan en camino en sus parroquias y en todas sus comunidades”.
Respecto
al segundo pensamiento, “caminar con el rebaño”, Francisco explicó que ello significa
acoger a todos para caminar juntos. El Obispo comparte con sus fieles las alegrías
y las esperanzas, las dificultades y los sufrimientos, como hermanos y amigos, como
padres capaces de escuchar, comprender, ayudar y orientar.
“Y caminando
quisiera señalar el afecto hacia sus sacerdotes. Ellos son el primer prójimo del
Obispo, los colaboradores esenciales para buscar el consejo y la ayuda, cuídenlos
como padres, hermanos y amigos. Entre las primeras tareas que tiene está la del cuidado
espiritual del presbiterio, pero no se olviden de las necesidades humanas de cada
sacerdote, sobre todo en los momentos más delicados y más importantes de su ministerio
y de su vida”.
Luego el Papa habló de la presencia del Obispo en la diócesis.
“Sean
pastores con olor a ovejas, presentes en medio de su gente como Jesús el Buen Pastor.
Su presencia no es secundaria, es indispensable. La pide la propia gente, que quiere
ver a su obispo caminar con ellos, para estar cerca de él. ¡Tienen necesidad para
vivir y respirar! No se cierren! Bajen en medio de sus fieles, incluso en las periferias
de sus diócesis y en todas las "periferias existenciales", donde hay sufrimiento,
soledad, degradación humana. La presencia pastoral significa caminar con el pueblo
de Dios: delante, señalando el camino; en el medio, para fortalecer en la unidad;
detrás, para que nadie quede atrás, pero, sobre todo, para seguir el olfato que tiene
el pueblo de Dios para encontrar nuevos caminos”.
El Papa Francisco también
habló del “estilo de servicio” que ha de dar el Obispo a su grey: “la humildad, la
austeridad”. Nosotros los pastores no somos hombres con “psicología de príncipes”.
Y les pidió que estén atentos en no caer en el “afán de carrera”. “No es solo con
la palabra, sino sobre todo con el testimonio concreto de nuestra vida que somos maestros
y educadores de nuestro pueblo”. Y les invitó a que eviten el escándalo de ser “obispos
de aeropuerto”.
“El tercer y último elemento: quedarse con el rebaño. Me
refiero a la estabilidad, que tiene dos aspectos específicos: "permanecer" en la diócesis,
y permanecer en "esta" diócesis, sin buscar cambios o promociones. No se puede conocer,
realmente, como pastores, el propio rebaño, caminar delante, en medio y detrás de
él, cuidarlo con la enseñanza, la administración de los Sacramentos y el testimonio
de vida, si no permanecemos en la diócesis”. (ER RV)