(RV).- (audio) ¿Qué es el cansancio,
la fatiga para un sacerdote, para un obispo y también para el obispo de Roma? Así
empezó el Papa Francisco este lunes su intervención ante el clero romano, los sacerdotes
de su diócesis, que encontró junto al cardenal Vicario, Agostino Vallini, y con los
que dialogó en la basílica de san Juan de Letrán.
El Papa confesó que esta
interrogación le vino después de leer hace unos días, una carta que había escrito
un viejo sacerdote que le hablaba de la fatiga, "la fatiga en el corazón". “Hay, -dijo
el Papa, la fatiga del "trabajo" que todos conocemos. Llegamos por la noche, "cansados
de trabajar y pasamos ante el Tabernáculo" para saludar al Señor. Siempre, advirtió,
es necesario pasar por el tabernáculo.
"Cuando un sacerdote está en contacto
con su gente, se cansa. Cuando un sacerdote no está en contacto con su pueblo, se
cansa, pero además le cuesta conciliar el sueño y debe tomar una pastilla, ¿no? En
cambio, el que está en contacto con la gente, ¡porque la gente realmente tienen tantas
necesidades, tantas exigencias! - pero no solamente las necesidades de Dios, no, ¿ese
esfuerzo cansa seriamente, ¿eh?, y las pastillas no son necesarias”.
Pero
hay un "último esfuerzo", "antes de la puesta del sol de la vida", "un esfuerzo que
se produce en un momento en que debería haber el triunfo" y en cambio "viene esta
fatiga". Esto, dijo, sucede cuando "el sacerdote se interroga sobre su existencia,
y mira hacia atrás" y piensa en las renuncias, los sacrificios, los hijos que no ha
tenido y se pregunta si se ha equivocado. Es la "fatiga del corazón" del sacerdote
que escribió la carta. El Papa recordó el esfuerzo de tantas figuras de la Biblia,
de Moisés a Elías, Jeremías, hasta Juan el Bautista. Este último, dijo, en la "prisión
oscura" vivió "la oscuridad de su alma", y envió a sus discípulos a preguntar a Jesús
si es verdad que era el Mesías que estaban esperando ¿Qué puede hacer entonces un
sacerdote que vive la experiencia de Juan el Bautista?: “rezar", dijo el Papa y luego
"buscar la proximidad con los otros sacerdotes" y, especialmente, con los obispos:
"Nosotros,
los obispos debemos estar cerca de los sacerdotes, debemos hacer caridad al prójimo,
los más próximos son los sacerdotes. Lo más cercanos al obispo son los sacerdotes.
[Aplausos] Vale también lo contrario, ¿eh? [Risas, aplausos]: el más cercano de los
sacerdotes debe ser el obispo: el más próximo. El obispo dice, los más cercanos son
mis sacerdotes. Es hermoso este intercambio, ¿no?"
Luego inició el diálogo
con los sacerdotes de la diócesis de Roma. El Papa Francisco dijo que, en el servicio
pastoral, no se debe "confundir la creatividad con el hacer algo nuevo." Creatividad,
dijo, "es buscar el camino para que el Evangelio sea proclamado," y esto "no es fácil".
Creatividad, reiteró el Papa, "no es sólo cambiar las cosas". A este propósito el
Obispo de Roma recordó una experiencia cuando era arzobispo de Buenos Aires. Con un
sacerdote, que estaba tratando de encontrar la manera de hacer la iglesia más acogedora
"Ah,
si pasa tanta gente, tal vez sería bueno que la iglesia estuviera abierta todo el
día... ¡Buena idea! También sería bueno que siempre hubiera un confesor disponible,
¿no?... Buena idea! Y así fue".
El Santo Padre señaló que la Iglesia y
el Código de derecho canónico dan mucha libertad a los sacerdotes para hacer estas
cosas y reiteró, que hay que "buscar momentos de acogida sobre todo cuando los fieles
deben ir a la iglesia por una cosa u otra. Y criticó severamente a los que, en una
parroquia, están más preocupados de pedir dinero para un certificado que del propio
Sacramento. “De esta manera estamos alejando a la gente de la Iglesia. Es necesaria
en cambio la acogida cordial".
"Un sacerdote - no de mi diócesis, de otra
diócesis - me dijo:"Yo no hago pagar nada, ni siquiera las intenciones de las Misas.
Tengo una caja allí y ellos dejan lo que quieren. Pero, Padre: recojo casi el doble
de lo que tenía antes! Porque la gente es generosa, y Dios bendice estas cosas”.
El
Papa respondió también la pregunta de cómo se definiría ahora, visto que cuando era
arzobispo de Buenos Aires amaba definirse un simple sacerdote.
"...Pues
yo me siento sacerdote, de verdad. Me siento un sacerdote, un sacerdote, de verdad,
obispo... me siento así ¿no? Y doy gracias al Señor por ello. [Aplausos] me daría
miedo sentirme un poco 'más importante, claro, eso sí: tengo miedo de eso, ¿porque
el diablo es astuto, eh, es inteligente? Pero gracias a Dios esto aún no lo he perdido".
El
Papa Francisco habló luego de los sacerdotes misericordiosos. “Para mí el punto clave
de un sacerdote enamorado es que tenga la capacidad de volver con la memoria al primer
amor”. Una Iglesia que pierde la memoria es una Iglesia electrónica: no tiene vida”.
Y hablando de la Iglesia, el Pontífice afirmó que hay ciertamente escándalos pero
también tanta “santidad cotidiana”. La santidad de tantas madres, de tantas mujeres
y hombres que trabajan cada día por la familia.
"Me atrevo a decir que la
Iglesia nunca ha sido tan buena como hoy. La Iglesia no se derrumba: ¡estoy seguro,
estoy seguro!"
El Papa volvió al tema de las periferias existenciales,
reiterando sus palabras sobre "los conventos vacíos" y sobre la generosidad hacia
los más necesitados. Y por último, se centró en la familia, en particular sobre la
delicada cuestión de la nulidad de los matrimonios y las nuevas uniones. Un problema
que Benedicto XVI "tenía en el corazón." “Un problema grave, añadió el Papa, "Un
tema - dijo - que abordará con el grupo de los ocho cardenales que se reúnen los primeros
días de octubre en el Vaticano. Y que será discutido también en el próximo Sínodo
de los Obispos. (ER RV)