(RV).- Mons. Pietro Parolin, después del nombramiento a Secretario de Estado, ha concedido
en Venezuela la siguiente declaración:
(Audio)
"En el momento
en el que se ha hecho público el nombramiento a Secretario de Estado, deseo expresar
mi profunda y afectuosa gratitud al Santo Padre Francisco, por la inmerecida confianza
que me ha demostrado, y le manifiesto mi renovada voluntad y total disponibilidad
a colaborar con él y bajo su guía para la mayor gloria de Dios, el bien de la Santa
Iglesia y el progreso y la paz de la humanidad, para que ella encuentre razones para
vivir y esperar. Siento viva la gracia de esta llamada, que, una vez más, constituye
una sorpresa de Dios en mi vida y, sobre todo, siento la entera responsabilidad, porque
ella me confía una misión comprometida y exigente, frente a la cual mis fuerzas son
débiles y pobres mis capacidades. Por ello me encomiendo al amor misericordioso del
Señor, de quien nada ni nadie podrán separarnos nunca, y a la oración de todos. Agradezco
a todos, desde ahora, por la comprensión y por la ayuda que, en cualquier manera,
me querrán prestar en el desarrollo de mi nuevo encargo. Mi pensamiento va a
las personas que han sido parte de mi vida en familia, en las parroquias en la cuales
he nacido y he prestado servicio, en la querida Diócesis de Vicenza, en Roma, en los
Países en los que he trabajado, Nigeria, México y, último, en Venezuela, que dejo
con añoranza. Pienso también en el Papa Emérito Benedicto XVI, que me ordenó
Obispo, en la Secretaría de Estado, que ya ha sido mi casa durante muchos años, al
Em.mo Card. Tarcisio Bertone, a los otros Superiores, a los colegas y a los colaboradores
y a la entera Curia romana, a los Representantes Pontificios. A todos soy cuantiosamente
deudor. Me pongo, con ansiedad, pero también con fe y serenidad, en este nuevo
servicio al Evangelio, a la Iglesia y al Papa Francisco, dispuesto - como él nos ha
pedido desde el inicio - a caminar, edificar- construir y confesar. Que la
Virgen, que a mí me gusta invocar con los títulos de Monte Berico, Guadalupe y Coromoto,
nos dé “el coraje de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor; de edificar
la Iglesia sobre la sangre del Señor vertida en la Cruz; y de confesar la única gloria,
Jesucristo crucificado. Y así la Iglesia irá adelante”. Y, como se dice en Venezuela:
“¡Que Dios les bendiga!”.
Caracas, el 31 de agosto de 2013
(Traducción
del italiano: Griselda Mutual. Lectura del texto: Eduardo Rubió -Radio Vaticano)