(RV).- (audio) El Papa Francisco está
siguiendo con "sufrimiento y preocupación" la situación en Siria, especialmente tras
los "hechos atroces" que han acaecido en las últimas semanas, con posibles ataques
con armas químicas incluidos. Y no quiso pasarlo por alto en su Ángelus dominical,
en el que exigió a la comunidad internacional que "sea sensible a esta trágica situación"
que se vive en el país, un conflicto que "exige una solución a una guerra entre hermanos".
Llamamiento
del Papa:
"Hago un llamamiento a la Comunidad Internacional para que se
muestre más sensible hacia esta trágica situación y ponga todo su empeño para ayudar
a la querida Nación Siria a encontrar una solución a una guerra que siembra destrucción
y muerte".
*** Mientras
tanto en el monasterio de Deir Mar Musa, el Monasterio de San Moisés el Etíope, en
Siria, en la víspera de la festividad de San Moisés (cuya liturgia se celebra el 28
de agosto), se reza por la paz en Siria y se ayuna para la liberación del padre Paolo
Dall'Oglio, secuestrado hace un mes en la zona de Raqqa.
Así lo informó a
la Agencia Fides el padre Jacques Mourad, director de la histórica comunidad monástica
de rito católico sirio, refundada en 1982 por el jesuita Paolo Dall'Oglio, y que en
la actualidad alberga a diez monjes.
Con los años, el monasterio se ha abierto
para dar cabida también a miembros de otras confesiones cristianas y se ha puesto
en marcha una comunidad espiritual ecuménica mixta, que promueve el diálogo entre
el cristianismo y el Islam.
“Hoy, 27 de agosto, celebración anual de nuestra
comunidad y nuestro monasterio, -dice el padre Mourad- los monjes viviremos un día
especial de ayuno, meditación y oración, a la que participarán fieles cristianos y
musulmanes. Ofreceremos nuestra especial oración pidiendo a Dios por la protección
y liberación de nuestro hermano el Padre Paolo. No sabemos quien lo secuestró y no
tenemos noticias de él. Vivimos con tristeza y temor, pero vivimos en la esperanza”.
"También queremos implorar de Dios el don de la paz para Siria, desgarrada
por la guerra. Deploramos todo tipo de violencia, que nunca es la solución. Espero
que podamos iniciar un diálogo y una nueva era de reconciliación para el pueblo sirio".
En estos dos años de guerra, la comunidad de Deir Mar Musa monasterio
a 80 km al norte de Damasco, "se ha mantenido fiel a su carisma de oración, trabajo,
diálogo, aceptación del otro, paz y reconciliación", dijo el padre Mourad.
*** Y sobre los dramáticos acontecimientos que están devastando Siria, Radio Vaticano
ha entrevistado al nuncio en Damasco, Mons. Mario Zenari.
- Yo, en estos
últimos días, al ver las terribles imágenes que nos han trastornado a todos escuchaba
el grito de los niños, víctimas inocentes, este grito al cielo y a la comunidad internacional:
no podemos permanecer en silencio ante este llanto, ante este llamado que viene de
estos inocentes. Por supuesto, rezo para que aquellos que tienen responsabilidad en
este ámbito (la comunidad internacional, sus líderes) sean dotados de sabiduría y
prudencia. Debemos asegurarnos de que no vuelva a suceder - ¡nunca más! Estos
delitos, estas masacres... La comunidad internacional debe hacer todo lo posible para
no ver más de estas imágenes que nos han desolado el corazón. Hay que encontrar los
medios más adecuados y más convenientes, que no compliquen la situación. Oremos para
que quienes tienen esta responsabilidad actúen con sabiduría, y mucha prudencia.
-¿Parece
cada vez más probable que se hayan utilizado armas químicas?
- Es la comunidad
internacional quien lo ha de verificar y comprobar y espero que haya colaboración
por parte de las autoridades sirias y de todas las partes que están en conflicto,
para que se llegue a la verdad.
- En esta guerra, quienes están pagando
más son siempre los civiles, los inocentes, los niños...
-... Y esto está
ocurriendo desde el inicio de este conflicto, desde hace dos años y medio. Hace un
año, cuando aquí en Damasco el fragor de la guerra se hacía sentir, tuve la impresión
de que Siria había empezado el triste descenso a los infiernos. Hoy, después de estos
hechos, creo que hemos llegamos ya en el fondo de este abismo.