(RV).- (Con audio) “Recen por los sacerdotes
y por los obispos para que no cedan a la tentación del dinero y de la vanidad, sino
para que estén al servicio del pueblo de Dios”: fue la exhortación del Papa Francisco,
en su homilía del pasado 15 de mayo durante la misa que celebró en la capilla de la
Casa de Santa Marta, y a la que asistió un grupo de empleados de nuestra emisora,
Radio Vaticano.
El Papa comenzó su homilía comentando un pasaje de los Hechos
de los Apóstoles en el que Pablo exhorta a los “ancianos” de la Iglesia de Éfeso a
vigilar sobre sí mismos y sobre todo el rebaño, a ser pastores atentos a los “lobos
crueles”. Es una de las “más bellas páginas del Nuevo Testamento” – dijo Francisco
– “llena de ternura y de amor pastoral”, en la que se destaca “la bella relación
del obispo con su pueblo”. Y explica que los obispos y los sacerdotes están al servicio
de los demás, para custodiar, edificar y defender al pueblo. Es, dijo el Papa, “una
relación de protección, de amor entre Dios y el pastor y del pastor y el pueblo”:
“Al fin y al cabo un obispos no es obispo para sí mismo, los es para el pueblo;
y un sacerdote no es sacerdote para sí mismo, los es para el pueblo: al servicio del
pueblo, para hacer crecer, para pastorear al pueblo, al propio rebaño, ¿no? Para defenderlo
de los lobos. ¡Es bello pensar esto! Cuando en este camino el obispo hace esto es
una bella relación con el pueblo, como el obispo Pablo hizo con su pueblo, ¿no? Y
cuando el sacerdote tiene esta bella relación con el pueblo, nos da un amor: hay amor
entre ellos, un verdadero amor, y la Iglesia se vuelve unida”.
La relación
del obispo y del sacerdote con el pueblo – prosiguió explicando el Papa – es una
relación “existencial, sacramental”. Y añadió: “Nosotros tenemos necesidad de sus
oraciones”, porque también el obispo y el sacerdote pueden ser tentados”. Los obispos
y los sacerdotes deben rezar tanto, anunciar a Jesucristo Resucitado y “predicar con
valor el mensaje de salvación”. “Pero también nosotros somos hombres y somos pecadores”;
y “somos tentados”. Y se preguntó ¿cuáles son las tentaciones de los obispos y de
los sacerdotes?
“San Agustín, comentando al profeta Ezequiel, habla de dos:
la riqueza, que puede llegar a convertirse en avaricia; y la vanidad. Y dice: ‘Cuando
el obispo, el sacerdote, se aprovecha de las ovejas para sí mismo, el movimiento cambia:
no es el sacerdote, el obispo para el pueblo, sino el sacerdote y el obispo que toma
del pueblo. San Agustín dice: ‘Toma la carne para comerse a la oveja, se aprovecha;
hace negocios y está apegado al dinero; se vuelve avaro y también tantas veces simoníaco.
O se aprovecha de la lana por vanidad, para ensalzarse”.
De este modo – observó
el Papa – “cuando un sacerdote, un obispo va detrás del dinero, el pueblo no lo ama,
y esto es un signo. Pero él mismo termina mal”. San Pablo recuerda que ha trabajado
con sus manos, “no tenía una cuenta en el banco, trabajaba. Y cuando un obispo, un
sacerdote va por el camino de la vanidad, entra en el afán de hacer carrera – y hace
tanto mal a la Iglesia – al final hace el ridículo, se vanagloria, le gusta hacerse
ver, todo poderoso… ¡Y el pueblo no ama esto!”.
Recen por nosotros – repitió
Francisco – “para que seamos pobres, para que seamos humildes, mansos, al servicio
del pueblo”. Y, por último, sugirió que se lea el capítulo 20, versículos del 28
al 30 de los Hechos de los Apóstoles, donde Pablo dice: “Tengan cuidado de ustedes
y de toda la grey, en medio de la cual les ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes
para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio hijo.
Yo sé que, después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos crueles que
no perdonarán al rebaño; y también que de entre ustedes mismos se levantarán hombres
que hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí.
“Lean
esta bella página y leyéndola, recen, recen por nosotros los obispos y por los sacerdotes”,
dijo Francisco. Y añadió:
Porque nosotros tenemos tanta necesidad de permanecer
fieles, para ser hombres que vigilan sobre el rebaño y también sobre nosotros mismos”,
para que nuestro corazón esté siempre dirigido hacia su grey. Y también para que el
Señor nos defienda de las tentaciones, porque si nosotros vamos por los caminos de
las riquezas, si vamos por el camino de la vanidad, nos convertimos en lobos y no
en pastores. Recen por esto, lean esto y recen. Así sea”.
Producción de
María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
El espacio “Pensamiento
del Papa”, se transmite los lunes en las emisiones informativas de las 17,30; 01,45
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