(RV).- (Audio) Es el tema de la Jornada mariana que se llevará a cabo en el Vaticano
los próximos 12 y 13 de octubre, en presencia del Santo Padre Francisco y de todas
las asociaciones de espiritualidad mariana. Organizado por el Pontificio Consejo para
la promoción de la nueva evangelización, este evento se enmarca en las celebraciones
del Ano de la Fe y coincide con el aniversario de la última aparición de la Virgen
en Fátima: el 13 de octubre de 1917 en Cova da Iria, la Virgen apareció por sexta
vez a los tres pastorcitos, luego se verificó el llamado “milagro del sol”: El disco
solar cambió de color, dimensión y posición por aproximadamente diez minutos. En
recuerdo de ese evento, el 12 de octubre la estatua original de la Virgen de Fátima
será llevada a la Plaza de San Pedro, recibida por el Papa Francisco y expuesta a
la veneración de los fieles. En esa oportunidad el Pontífice tendrá una catequesis
mariana.
Esa tarde, la estatua de la Virgen se detendrá en el Santuario romano
del Divino Amore, donde se rezará el Santo Rosario en conexión con los Santuarios
Marianos de todo el mundo, mientras a partir de las 22.00 horas, se llevará a cabo
una Vigilia de oración. El día siguiente, domingo 13 de octubre, la estatua regresará
a la Plaza de San Pedro: a las 10.00 de la mañana se rezará el Rosario, y las 10.30
el Papa presidirá la Santa Misa. “Es un vivo deseo del Santo Padre – explica mons.
Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización
– que esta Jornada mariana pueda tener como símbolo especial a uno de los iconos más
significativos para los cristianos de todo el mundo”.
Además, es bien conocida
la devoción mariana del Papa Francisco: basta recordar las visitas, llevadas a cabo
privadamente, a la Basílica romana de Santa María la Mayor el día después de la elección
al solio pontificio, o a la partida y regreso de la Jornada mundial de la juventud
de Río de Janeiro. Es también significativo - recuerda mons. Fisichella, el acto de
consagración del Pontificado a la Virgen de Aparecida que el Papa realizó el 24 de
julio pasado, en el Santuario brasileño, con esta oración: (Audio original en
portugués):
“Oh
María Santísima De los méritos de nuestro Señor Jesucristo en tu querida
imagen de Aparecida, alcanza numerosos beneficios sobre todo a Brasil. Yo,
aunque indigno de pertenecer al número de tus hijos e hijas, pero lleno
de deseo de participar de los beneficios de tu misericordia, postrado a
tus pies consagro mi entendimiento para que siempre pienses en el amor que
mereces. Te consagro mi lengua para que siempre te alabe y propague tu devoción. Te
consagro mi corazón para que, después de Dios, te ame sobre todas las cosas. Recíbeme,
Oh Reina incomparable. Tú, que en Cristo crucificado eres nuestra Madre en
el dichoso número de tus hijos e hijas, recíbeme bajo tu protección. Socórreme
en todas mis necesidades espirituales y temporales, sobre todo en la hora
de mi muerte. Bendíceme oh celestial cooperadora; y con tu poderosa intercesión, fortaléceme
en mi flaqueza a fin de que te sirva fielmente en esta vida y después pueda
alabarte, amarte y darte gracias en el cielo por toda la eternidad”.