“Recen por mí, para que también yo, en el ‘campo’ en que Dios me ha puesto, pueda
jugar un partido honrado y valeroso por el bien de todos”
(RV).- (Con audio) Este mediodía, el Papa Francisco recibió en audiencia, en la Sala
Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, a los futbolistas de los equipos
nacionales de Italia y de Argentina, en total unas 200 personas, en la víspera del
partido amistoso que se disputarán, mañana a las 20,45 en el Estado Olímpico de Roma,
en homenaje al Santo Padre.
En sus palabras, el Obispo de Roma, al agradecer
a estos “queridos amigos” su visita, destacó la dificultad que sentirá para aficionarse
a uno u otro equipo, recordando que por suerte se trata de un partido amistoso...
A
los queridos jugadores, el Papa les dijo que son muy populares puesto que la gente
los sigue mucho, no sólo cuando están en el campo, sino también fuera. De ahí que
exclamara que se trata de “¡una responsabilidad social! A la vez que destacó que en
la cancha se encuentran la belleza, la gratuidad y la camaradería, tres cosas que
se resumen en un término deportivo que jamás se debe abandonar: “aficionado”.
También
les dijo que antes de ser campeones, son hombres, personas humanas, con sus cualidades
y con sus defectos. “Hombres, portadores de humanidad”. Y al recordar a los dirigentes
la importancia del deporte, no dejó de afirmar que el fútbol, como algunas otras disciplinas,
¡se ha convertido en un gran negocio! Por esta razón les pidió que trabajen para que
no pierda su carácter deportivo, promoviendo siempre esa actitud de “aficionados”
que, por otra parte, elimina definitivamente el peligro de la discriminación.
Y
se despidió pidiéndoles que recen por él, para que también en el “campo” en que Dios
lo ha puesto, pueda jugar un partido honrado y valeroso por el bien de todos nosotros.
Escuchemos las palabras del Papa Francisco quien también habló en nuestro idioma:
Queridos amigos, les
agradezco esta visita, con ocasión del partido amistoso entre los equipos nacionales
de fútbol de Italia y de Argentina. Será un poco difícil para mí ser hincha aficionarme
a uno u a otro, pero por suerte se trata de un amistoso... ¡y espero que, verdaderamente,
así sea!
Agradezco a los dirigentes de la Federación Italiana de Fútbol y a
los de la Federación Argentina. Saludo a los atletas de ambos equipos nacionales.
Ustedes,
queridos jugadores, son muy populares: la gente los sigue mucho, no sólo cuando están
en el campo, sino también fuera. ¡Esta es una responsabilidad social! Me explico:
en el juego, cuando están en la cancha, se encuentran la belleza, la gratuidad y la
camaradería. Si a un partido le falta esto pierde fuerza, incluso si el equipo gana.
No hay lugar para el individualismo, sino que todo es coordinación para el equipo.
Quizá estas tres cosas: belleza, gratuidad y camaradería se encuentran resumidas en
un término deportivo que jamás se debe abandonar: “aficionado”, amateur. Es verdad
que la organización nacional e internacional profesionaliza el deporte, y debe ser
así, pero esta dimensión profesional jamás debe dejar de lado la vocación inicial
de un deportista o de un equipo: ser amateur, “aficionado”. Uno deportivo, aun siendo
profesional, cuando cultiva esta dimensión de “aficionado”, hace bien a la sociedad,
construye el bien común a partir de los valores de la gratuidad, de la camaradería
y de la belleza.
Y esto los lleva a pensar que, antes de ser campeones, son
hombres, personas humanas, con sus cualidades y con sus defectos, con su corazón y
con sus ideas, sus aspiraciones y sus problemas. Y entonces, incluso si son personajes,
permanecen siempre hombres, en el deporte y en la vida. Hombres, portadores de humanidad.
A
ustedes los dirigentes, quisiera darles un aliciente para su trabajo. El deporte es
importante, ¡pero debe ser verdadero deporte! El fútbol, como algunas otras disciplinas,
¡se ha convertido en un gran negocio! Trabajen para que no pierda su carácter deportivo.
También ustedes promuevan esta actitud de “aficionados” que, por otra parte, elimina
definitivamente el peligro de la discriminación. Cuando los equipos van por este camino,
el estadio se enriquece humanamente, desaparece la violencia y vuelven a verse familias
en las gradas.
Recuerdo que de chicos íbamos en familia al Gasómetro, volvíamos
felices a casa, ¡sobre todo durante la campaña del 46! Saludo de modo especial a los
directivos y deportistas argentinos. Gracias por esta visita, tan agradable para mí.
Les pido que vivan el deporte como un don de Dios, una oportunidad para hacer fructificar
sus talentos, pero también una responsabilidad. Queridos jugadores, quisiera recordarles
especialmente, que con su modo de comportarse, tanto en el campo como fuera de él,
en la vida, son un referente. Aunque no se den cuenta, para tantas personas que les
miran con admiración son un modelo, para bien o para mal. Sean por tanto conscientes
de esto y den ejemplo de lealtad, respeto y altruismo. Ustedes también son artífices
del entendimiento y de la paz social. Ustedes son referencia para tantos jóvenes y
modelo de valores encarnados en la vida. Tengo confianza en todo el bien que podrán
hacer entre la muchachada.
Queridos amigos, rezo por ustedes, para que
puedan llevar adelante esta vocación tan noble del deporte. Pido al Señor que los
bendiga y a la Virgen Madre que los custodie. Y, por favor, les pido que recen por
mí, para que también yo, en el “campo” en que Dios me ha puesto, pueda jugar un partido
honrado y valeroso por el bien de todos nosotros. Gracias.