Promover la paz: colaboración entre Dios y la humanidad, afianzados en su amor y perdón
(RV).- En el marco de la
iniciativa impulsada por el episcopado japonés «Diez días por la paz», que conmemora
a las víctimas de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki de 1945, el Presidente
del Consejo Pontificio Justicia y Paz, recordó que «el perdón es el primer paso para
conseguir la verdadera paz, don de Dios».
El Cardenal Turkson, celebró la
santa Misa el 9 de agosto en Nagasaki, ciudad japonesa que junto con Hiroshima – donde
también celebró la Eucaristía el 6 de agosto - recuerda a la humanidad el horror de
la guerra y la apremiante necesidad de impulsar la paz en el mundo.
En la
celebración en Nagasaki, junto con el episcopado japonés, en memoria de todos aquellos
que perdieron la vida como consecuencia de la bomba atómica lanzada hace 68 años,
el cardenal Turkson recordó este capítulo dramático de la historia de la humanidad.
En su homilía, que pronunció en la catedral Urakami, la zona donde están las colinas
de los suburbios más afectados por el bombardeo atómico, el purpurado invitó a impulsar
la paz en el mundo. Y, en particular, reiteró que «la paz es el fruto de una colaboración
entre Dios y la humanidad, porque si bien es cierto que es Dios el que ofrece al hombre
el don de la paz, también es cierto que la humanidad debe trabajar asiduamente por
la paz, con amor»
«El perdón gratuito de Dios - explicó el cardenal Turkson
- reconstruye la alianza con su pueblo, pero requiere que el mismo pueblo lo reciba
con humildad y corazón dolido por los errores. El presidente del Pontificio Consejo
Justicia y Paz, evocó el pasaje de las Bienaventuranzas, donde Jesús enseña a sus
discípulos que la bendición del Reino de Dios no es la felicidad que suele indicar
el mundo, como «la riqueza y popularidad», sino algo que el ámbito temporal «no puede
satisfacer».
«Jesús enseña que la verdadera paz y la verdadera felicidad van
más allá de la humanidad pecadora, la verdadera paz y la verdadera felicidad nos son
donadas por el amor de Dios, que no nos trata conforme a nuestros pecados», reiteró
el cardenal Turkson, exhortando a todos los fieles a «buscar la paz en constante oración,
trabajando por paz en el seguimiento de Cristo».