Sean signo de esperanza y de paz, pide Papa Francisco
(RV).- (Actualizado con voz del Papa y con video) Las campanas de Castel
Gandolfo festejaron y anunciaron la llegada, este domingo, del Santo Padre Francisco,
en su primera visita, en la que alentó a la comunidad de la diócesis de Albano al
anuncio y testimonio del Evangelio y a ser siempre signo de esperanza y de paz. Recibido
con gran alegría y entusiasmo, saludó al Obispo Marcello Semeraro, a la alcaldesa,
Milvia Monachesi, y al director y a los dependientes de las Villas Pontificias y
a sus familiares y recordó a sus amados predecesores, el Beato Juan Pablo II y Benedicto
XVI, que transcurrieron una parte del verano romano en esta secular residencia pontificia.
Deseando que, como ellos, impulsen su compromiso y fidelidad cotidiana a Cristo,
el Papa Francisco encomendó a todos a la Virgen, recordando a Nuestra Señora del Carmen,
que se celebra el 16 de julio, y pidió oraciones por él, «porque lo necesito mucho»,
dijo textualmente. El encuentro marcado por una alegre y serena cordialidad, terminó
con la Bendición del Santo Padre, que luego dirigió el rezo dominical del Ángelus,
por primera vez en Castel Gandolfo.
Extractos del saludo del Papa:
«Los
exhorto a renovar con alegría y entusiasmo el compromiso del anuncio y testimonio
del Evangelio».
Mi saludo cordial, asegurando mi recuerdo en la oración
a toda la población, que aliento a ser signo de esperanza y de paz, atenta siempre
a las personas y familias más necesitadas. Y ¡esto es importante! Nosotros debemos
ser siempre signo de esperanza y de paz en este momento. ¡Abran la puerta a la esperanza,
que la esperanza vaya adelante... hacer la paz siempre!
En este momento
mi pensamiento se dirige al Beato Juan Pablo II y a Benedicto XVI, que amaban pasar
parte del verano en esta residencia pontificia. Muchos de ustedes han podido encontrarlos
y recibirlos, manteniendo un buen recuerdo. Que su testimonio les sea siempre aliento
en la fidelidad cotidiana a Cristo y en el continuo esfuerzo por llevar una vida coherente
con las exigencias del Evangelio y las enseñanzas de la Iglesia.
Queridos
hermanos y hermanas, los encomiendo a la protección materna de la Virgen María – que
pasado mañana honraremos con la advocación de la Virgen del Monte Carmelo – para que
puedan desempeñar sus diferentes tareas de forma útil y serena. ¡Que Nuestra Señora
vele siempre por ustedes y sus familias! ¡No se olviden, también ustedes recen por
mí - lo necesito ¿eh?- y por mi servicio! Les renuevo mi gratitud a cada uno y los
bendigo de corazón. ¡Gracias!