(RV).- (Con audio
y video) Se vivía un ambiente
de verdadera fiesta juvenil con intensos y profundos testimonios, con exhortaciones
y cantos, pero cuando entró Papa Francisco al aula Pablo VI repleta de seminaristas,
novicios y novicias, estalló.
Sin embargo Francisco inició diciendo: Escuche
que todos ustedes quieren dar la vida para siempre a Cristo. Uds. ahora aplauden y
hacen fiesta porque están en luna miel ¿pero qué pasará después, en la cultura de
lo provisorio? La cultura de lo provisorio es peligrosa porque uno no se juega la
vida de una vez para siempre. Me hago sacerdote o religiosa por un tiempo… Esto no
nos hace bien. Una elección definitiva es muy difícil hoy. Somos víctimas de esta
cultura de lo provisorio. Quiero que Uds. se pregunten: ¿Cómo puedo ser libre de esta
cultura de lo provisorio? Tenemos que aprender a cerrar la puerta de nuestra celda
interior. Un buen sacerdote le decía a la Virgen: Esta tarde Señora la promesa es
sincera, pero por las dudas no dejas la llave afuera. Tenemos que aprender a cerrar
la puerta desde adentro. Tomarse tiempo sí. Y cuando me siento seguro, en Jesús, cierro
la puerta.
El Obispo de Roma dijo también, entre otras cosas: La palabra que
quiero decirles es alegría, la alegría de la frescura, la alegría que da el Espíritu
Santo; la alegría contagiosa de responder a la llamada de Jesús, viviendo la consagración
que lleva a la fecundidad; a la paternidad y la maternidad. Esta es la belleza y la
alegría de la consagración.
La fiesta de estos jóvenes continúa con la Eucaristía
del domingo 7, en San Pedro, con Papa Francisco, en el Año de la Fe.