Misericordia y no sacrificios. El Papa el viernes en Santa Marta
(RV).- (Audio y video) El corazón del mensaje
de Dios es la misericordia: lo afirmó hoy el Papa Francisco en la Misa en la Casa
de Santa Marta comentando el Evangelio de la llamada de Mateo. Estaba presente un
grupo de empleados del Governatorato. Concelebró con el Papa el cardenal Jorge Liberato
Urosa Savino, arzobispo de Caracas, en el día de la fiesta nacional de Venezuela.
“Quiero misericordia y no sacrificios”, el Papa repitió las palabras de
Jesús a los fariseos que critican al Señor que comió con los pecadores. Y los publicanos
– explicó - “eran doblemente pecadores, porque eran apegados al dinero y también traidores
a la patria” porque cobraban los impuestos a su pueblo por cuenta de los romanos.
Jesús, entonces, ve a Mateo, el publicano, y lo mira con misericordia:
“Y
aquel hombre sentado a la mesa de recaudación de impuestos. En un primer momento Jesús
lo ve y este hombre siente algo de nuevo, algo que no conocía - aquella mirada de
Jesús sobre él - siente un estupor dentro, siente la invitación de Jesús: ‘¡Sígueme!
¡Sígueme!’. En aquel momento, este hombre está lleno de gozo, pero también duda un
poco, porque es muy apegado al dinero. Sólo bastó un momento – que nosotros conocemos
en la expresión del pintor Caravaggio: aquel hombre que miraba, pero que también con
las manos, recogía el dinero - sólo un momento en el que Mateo dice si, deja todo
y va con el Señor. Es el momento de la misericordia recibida y aceptada: ‘¡Sí, vengo
contigo!’. Es el primer momento del encuentro, una experiencia espiritual profunda”.
“Luego viene un segundo momento: la fiesta”, “el Señor festeja con los
pecadores”: se festeja la misericordia de Dios que “cambia la vida”. Después de estos
dos momentos, el estupor del encuentro y la fiesta, viene “el trabajo cotidiano”,
anunciar el Evangelio:
“Se debe alimentar este trabajo con la memoria
de aquel primer encuentro, de aquella fiesta". Y esto no es un momento, esto es un
tiempo: hasta el final de la vida . La memoria. ¿Memoria de qué? ¡De aquellos hechos!
¡De aquel encuentro con Jesús que me ha cambiado la vida! ¡Que tuvo misericordia!
Que ha sido tan bueno conmigo y que también me ha dicho: ‘¡Invita a tus amigos pecadores,
para que hagan fiesta!’. Aquella memoria da fuerza a Mateo y a los demás para ir
adelante. ‘¡El Señor me ha cambiado la vida! ¡He encontrado al Señor!’. Recuerden
siempre. "Es como soplar sobre las brasas de aquella memoria, ¿no? Soplar para mantener
el fuego, siempre”.
En las parábolas evangélicas se habla del rechazo
de muchos invitados a la fiesta del Señor. Y Jesús fue a “buscar a los pobres, a los
enfermos e hizo fiesta con ellos”:
“'Y Jesús, continuando con esta costumbre,
hace fiesta con los pecadores y les ofrece la gracia. Quiero misericordia y no sacrificios.
De hecho yo he venido no para llamar a los justos, sino a los pecadores. Quien se
cree justo, ¡que se las arregle! Él ha venido por nosotros pecadores y esto es bello.
¡Dejémonos mirar por la misericordia de Jesús, hagamos fiesta y hagamos memoria de
esta salvación!”. (MZ,RC-RV)