(RV).- (Con
audio) En vez de huir de
tanto horror, violencia, locura, busco la salida y el camino fuera de mí; en el mismo
corazón de la imagen más deprimente de hoy, esa de la Siria masacrada por sanguinarios,
la del padre en cuclillas que sostiene a su hijo asesinado.
Para este padre
deshecho de dolor el sentido de su vida ha terminado. ¿De qué vale vivir si una bomba
asesina le arrebató a su hijo? Ya no respira, no responde, no reacciona. ¡Quién puede
consolar a este papá que se parece al mismo Padre Dios el viernes santo! ¿Qué habrá
sentido ese día el Padre Dios?, me pregunto mirando a este otro papá.
Los que
tiraron la bomba ya están lejos del lugar. No solamente no saben que mataron un niño.
Tampoco les interesa. ¿Es por dinero que ya no te remuerde la conciencia por asesinar?,
¿es por odio, venganza, por resentimiento que estás en el negocio de la guerra?
¡Cuánto
daño puedo hacer yo también si me dejo llevar por el egoísmo!
Voy junto al
padre en Siria, que acuna a su hijo muerto. Me quedo ahí con él, a su lado. Si no
le puedo resucitar al hijo, todo lo demás es inútil. Pero lo único que puedo hacer
es estar con él, que acuna a su hijo muerto, llorando largamente en silencio, apretándolo
contra su cuerpo, amándolo, como la Virgen con Jesús muerto en sus brazos después
de la cruz.
Y estando ahí veo y siento que ese padre sufre porque ama a su
hijo muerto; que se quiere morir él porque se lo asesinaron y él lo ama.
Su
dolor me golpea y me despierta una pregunta dura: Y yo ¿a quién amo?, ¿por quién vivo
o muero? Al menos él vivía por amor y ahora es el amor el que lo desangra por la muerte
del niño. ¿Vivo, vives, muero, mueres por amor o inútilmente por nada?
O lo
que es peor todavía ¿vivo, vives, muero, mueres haciendo daño por resentimiento, por
odio, por venganza? Yo preferiría morirme por amor; morir amando. Morir lleno de
amor o desangrado de amor. Vos ¿Qué pensás?
¿Por qué no “resolver” nuestros
problemas saliendo a dar amor?