“Diálogo, discernimiento y frontera”, son las tres palabras a partir de las cuales
el Papa invitó a reflexionar a los escritores de la “Civiltà Cattolica”
(RV).- (Con audio) El Papa Francisco saludó con afecto a la comunidad de los escritores,
junto a las religiosas y a los encargados de la administración de la publicación de
los jesuitas “Civiltà Cattolica”, que desde 1850 desarrollan un trabajo que “se caracteriza
– les dijo – por una relación especial con el Papa y la Sede Apostólica”. Y destacó
que sus Predecesores, en las audiencias que mantuvieron a lo largo de estos años han
reconocido muchas veces que este vínculo es “una característica esencial de su revista”.
Por esta razón, en este primer encuentro del Obispo de Roma con quienes realizan esta
importante publicación les sugirió tres palabras a fin de “ayudarlos en su empeño”.
La
primera es “diálogo”, les dijo, porque desarrollan un importante servicio cultural:
Pero su tarea principal no es la de construir muros sino puentes; es la de establecer
un diálogo con todos los hombres, incluso con aquellos que no comparten la fe cristiana,
pero que tienen el culto de los altos valores humanos, e incluso con aquellos que
se ponen a la Iglesia y la persiguen de diversas maneras. Son tantas las cuestiones
humanas que hay que discutir y compartir, y en el diálogo siempre es posible acercarse
a la verdad, que es don de Dios, y enriquece recíprocamente. Dialogar significa estar
convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, hacer espacio a su punto de
vista, a su opinión, a sus propuestas, sin caer obviamente, en el relativismo. Y para
dialogar es necesario bajar las defensas y abrir las puertas.
Por esta
razón el Papa les pidió a estos queridos hermanos que continúen el diálogo con las
instituciones culturales, sociales y políticas, también para ofrecer su contribución
“a la formación de ciudadanos a los que les interese el bien de todos y trabajen por
el bien común. La “Civiltà católica” – les dijo Francisco – es la civilización del
amor, de la misericordia y de la fe.
La segunda
palabra es el discernimiento. Su tarea es recoger y expresar las expectativas, los
deseos, las alegrías y los dramas de nuestro tiempo, y ofrecer los elementos para
una lectura de la realidad a la luz del Evangelio. Las grandes preguntas espirituales
hoy están más vivas que nunca, pero se necesita que alguien las interprete y entienda.
Con inteligencia humilde y abierta “traten de encontrar a Dios en todas las cosas”,
como escribía san Ignacio.
Y les recordó que Dios actúa en la vida de
todo hombre y en la cultura: el Espíritu sopla donde quiere. Por eso les recomendó
que traten de descubrir lo que Dios ha obrado y cómo seguirá su obra; a la vez que
destacó que “un tesoro de los jesuitas es precisamente el discernimiento espiritual,
que trata de reconocer la presencia del Espíritu de Dios en la realidad humana y cultural.
La tercera
palabra es frontera. La misión de una revista de cultura como “La Civiltà Cattolica”
entra en el debate cultural contemporáneo y propone, de modo serio y, al mismo tiempo
accesible, la visión que viene de la fe cristiana. La fractura entre Evangelio y cultura
es sin duda un drama. Ustedes están llamados a dar su contribución para sanar esta
fractura que pasa también a través del corazón de cada uno de ustedes y de sus lectores.
Al
despedirse, el Papa Francisco, manifestando que notaba entre ellos a los jóvenes,
a los menos jóvenes y a los ancianos, les dijo que su revista es “única en su género,
que nace de una comunidad de vida y de estudios; como en un coro compenetrado en el
que cada uno debe tener su voz y ponerla en armonía con la de los demás”. Por esta
razón los animó manifestando su seguridad de poder contar con ellos, mientras los
encomendó a la Virgen del Camino y les impartió a todos ellos, sin olvidar a sus colaboradores
y lectores, una bendición apostólica especial.