Paz, diálogo y ayuda humanitaria a Siria, pide el Papa Francisco
(RV).- (Con audio) “Frente al perdurar
de las violencias y vejaciones renuevo con fuerza mi llamamiento a la paz”. Con estas
palabras el Papa Francisco celebró un encuentro con los representantes de los Organismos
caritativos católicos por la crisis en Siria, a quienes recibió esta mañana en el
salón de la Casa de Santa Marta, donde reside.
Recordando el empeño de Benedicto
XVI a favor del “diálogo y la reconciliación”, el Obispo de Roma reafirmó su cercanía
a las comunidades cristianas “en todo Oriente Medio”, animando a la Comunidad internacional
a ayudar a los “prófugos y a los refugiados”.
El Papa Francisco recordó que
todos conocen la preocupación de la Santa Sede por la crisis siria y de modo concreto
por la población, que con frecuencia sufre de manera inerme las consecuencias del
conflicto. Benedicto XVI pidió varias veces que callen las armas y que se encuentre
una solución a través del diálogo, para alcanzar una profunda reconciliación entre
las partes. “Que callan las armas”, dijo. Y destacó que en noviembre pasado, quiso
expresar su cercanía personal enviando a esa zona al cardenal Sarah, al mismo tiempo
que acompañó ese gesto con la petición de “no ahorrar ningún esfuerzo en la búsqueda
de la paz”, y manifestando su concreta y paterna solicitud con un don, al que contribuyeron
también los padres sinodales en octubre pasado.
“De modo personal, también
a mí – dijo el Obispo de Roma – me preocupa la suerte de la población siria. El día
de Pascua pedí la paz “sobre todo para la amada Siria, por su población herida por
el conflicto, y por los numerosos prófugos que esperan una ayuda y un consuelo. ¡Cuánta
sangre se ha derramado! ¿Y cuántos sufrimientos habrá que soportar todavía antes de
que se encuentre una solución política a la crisis?” (Mensaje Urbi et Orbi, 31 marzo
2013).
“Frente al perdurar de las violencias y vejaciones renuevo con fuerza
mi llamamiento a la paz. En las últimas semanas la comunidad internacional ha reafirmado
su intención de promover iniciativas concretas para comenzar un diálogo fructuoso
con la finalidad de poner fin a la guerra. Son iniciativas que hay que sostener y
que se espera que puedan conducir a la paz”.
Y al destacar que “la Iglesia
se siente llamada a dar un testimonio humilde pero concreto y eficaz”, añadió el Papa
Francisco:
“Sabemos que donde alguien sufre, Cristo está presente. ¡No
podemos echarnos atrás, especialmente ante las situaciones de mayor dolor!”.
Viendo
el trabajo de los organismos caritativos católicos empeñados en este campo, el Santo
Padre los exhortó a proseguir “con fidelidad la valiosa obra de asistencia humanitaria
en Siria y en los países vecinos que generosamente hospedan a quien huye de la guerra”:
“Pido
a la Comunidad internacional, junto a la búsqueda de una solución negociada del conflicto,
que favorezca la ayuda humanitaria para los prófugos y refugiados sirios, teniendo
en cuenta en primer lugar el bien de la persona y la tutela de su dignidad”.
“Para
la Santa Sede – dijo también el Papa – la obra de las agencias católicas es sumamente
significativa” porque la ayuda va más allá de las pertenencias étnicas o religiosas,
ofreciendo del modo más directo “una contribución a la pacificación y construcción
de una sociedad abierta a todos los diversos componentes”. Su pensamiento, después,
se dirigió a las comunidades cristianas que viven en Siria y a todo Oriente Medio:
“La
Iglesia sostiene a sus miembros que hoy pasan por un momento de particular dificultad.
Ellos tienen la gran tarea de seguir haciendo presente el cristianismo en la región
en que ha nacido. Y nuestro compromiso consistirá en favorecer la permanencia de este
testimonio. La participación de toda la comunidad cristiana en esta gran obra de asistencia
y ayuda es actualmente un imperativo”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
“El
Papa está cerca y los acompaña. ¡La Iglesia no los abandona!”
(RV).- La
mañana de este miércoles el Papa Francisco recibió en audiencia a miembros de los
Organismos caritativos católicos para la crisis en Siria. Francisco manifestó que
el pensamiento del Papa se dirige también a las comunidades cristianas que viven
en todo el Oriente Medio. “La Iglesia -aseguró- sostiene a sus miembros que hoy pasan
por un momento de particular dificultad. Ellos tienen la gran tarea de seguir haciendo
presente el cristianismo en la región en que ha nacido. Y nuestro compromiso consistirá
en favorecer la permanencia de este testimonio. La participación de toda la comunidad
cristiana en esta gran obra de asistencia y ayuda es actualmente un imperativo”.
Palabras
del Papa Francisco:
Queridos amigos
Les agradezco este encuentro
y toda la actividad humanitaria que realizan en Siria y en los países vecinos, para
ayudar a las poblaciones que son víctimas del conflicto actual. Personalmente he animado
al Pontificio Consejo Cor Unum para que promoviera esta reunión de coordinación de
la actividad que desarrollan en la región los organismos caritativos católicos. Agradezco
al cardenal Sarah sus palabras de saludo. Doy la bienvenida de modo especial a los
que vienen de Oriente Medio, en particular a los que representan a la Iglesia en Siria.
Todos
conocen la preocupación de la Santa Sede por la crisis siria y de modo concreto por
la población, que con frecuencia sufre de manera inerme las consecuencias del conflicto.
Benedicto XVI pidió varias veces que callasen las armas y se encontrase una solución
a través del diálogo, para alcanzar una profunda reconciliación entre las partes.
Que callasen las armas. Además, en noviembre pasado, quiso expresar su cercanía personal
enviando a aquella zona al cardenal Sarah, al mismo tiempo que acompañó ese gesto
con la petición de «no ahorrar ningún esfuerzo en la búsqueda de la paz», y manifestando
su concreta y paterna solicitud con un don, al que contribuyeron también los padres
sinodales en octubre pasado.
De modo personal, también a mí me preocupa la
suerte de la población siria. El día de Pascua pedí la paz «sobre todo para la amada
Siria, -dije- para su población herida por el conflicto, y para los numerosos prófugos
que esperan una ayuda y un consuelo. ¡Cuánta sangre se ha derramado! ¿Y cuántos sufrimientos
habrá que soportar todavía antes de que se encuentre una solución política a la crisis?»
(Mensaje Urbi et Orbi, 31 marzo 2013).
Frente a la continuación de la violencia
y los atropellos renuevo con fuerza mi llamamiento a la paz. En las últimas semanas
la comunidad internacional ha reafirmado su intención de promover iniciativas concretas
para poner en marcha un diálogo provechoso, con el fin de acabar con la guerra. Son
intentos que hay que apoyar y de los que se espera el acercamiento de la paz. La Iglesia
se siente llamada a dar el testimonio humilde, pero concreto y eficaz, de la caridad
que ha aprendido de Cristo, Buen Samaritano. Sabemos que allí donde alguien sufre,
Cristo está presente. No podemos echarnos atrás, especialmente ante las situaciones
de mayor dolor. Su presencia en la reunión de coordinación manifiesta la voluntad
de continuar con fidelidad la maravillosa obra de asistencia humanitaria, en Siria
y en los países vecinos, que generosamente acogen a los que huyen de la guerra. Que
su actividad sea puntual y coordinada, expresión de la comunión que, como ha sugerido
el reciente Sínodo sobre Oriente Medio, es en sí misma testimonio. Pido a la Comunidad
internacional, junto a la búsqueda de una solución negociada del conflicto, favorecer
la ayuda humanitaria para los prófugos y refugiados sirios, mirando en primer lugar
el bien de la persona y la tutela de su dignidad. Para la Santa Sede, la actividad
de las Agencias de caridad católicas es extremadamente significativa: ayudar a la
población siria, más allá de las diferencias étnicas o religiosas, es el modo más
directo de contribuir a la pacificación y edificación de una sociedad abierta a todos
sus componentes. También hacia esto tiende el esfuerzo de la Santa Sede: construir
un futuro de paz para Siria, en el que todos puedan vivir libremente y expresarse
según su peculiaridad.
El pensamiento del Papa se dirige también en este momento
a las comunidades cristianas que viven en Siria y en todo el Oriente Medio. La Iglesia
sostiene a sus miembros que hoy pasan por un momento de particular dificultad. Ellos
tienen la gran tarea de seguir haciendo presente el cristianismo en la región en que
ha nacido. Y nuestro compromiso consistirá en favorecer la permanencia de este testimonio.
La participación de toda la comunidad cristiana en esta gran obra de asistencia y
ayuda es actualmente un imperativo. Y todos pensamos, todos pensamos en Siria: cuántos
sufrimientos, cuánta pobreza, quánto dolor. Es Jesus el que sufre, el que es pobre,
el que es expulsado de su patria. Es Jesús. Y aquello es un misterio, es nuestro misterio
cristiano. Miremos a Jesús sufriente en los habitantes de la amada Siria.
Les
agradezco una vez más esta iniciativa e invoco sobre cada uno de ustedes la bendición
divina. La extiendo de modo particular a los queridos fieles que viven en Siria y
a todos los sirios que actualmente se ven obligados a dejar sus casas a causa de la
guerra. Que a través de ustedes, aquí presentes, el querido pueblo de Siria y del
Oriente Medio sepa que el Papa está cerca y los acompaña. ¡La Iglesia no los abandona!
Gracias.