Don Puglisi, el sacerdote de la sonrisa, proclamado beato
(RV).- En el Foro Italico Umberto I de la ciudad siciliana de Palermo ha sido beatificado
esta mañana Giuseppe Puglisi, sacerdote palermitano mártir, asesinado el 15 de septiembre
en 1993 a manos de un sicario de la mafia, que reconoció más tarde su asesinato, confesando
que lo hizo por odio a la fe, porque don Puglisi era un sacerdote.
Ante más
de 100 mil fieles, ha presidido la ceremonia eucarística el cardenal Paolo Romeo,
arzobispo de Palermo y ha representado al Santo Padre el cardenal Salvatore De Giorgi,
arzobispo emérito di Palermo, que el 15 de septiembre de 1999 dio inicio al proceso
de beatificación.
Don Pino Puglisi, fue un sacerdote diocesano conocido por
su firme compromiso de lucha a la criminalidad organizada. Se ocupó en particular
de la formación de los niños y de los jóvenes de la calle para los cuales fundó el
“Centro Padre Nuestro”. "No tenemos que callar", decía don Pino a los parroquianos
más timoratos.
“A veinte años de su muerte, el evento glorioso de este sacerdote
totalmente entregado a Cristo que vivió su ministerio presbiteral como servicio a
Dios y al hombre -ha dicho el cardenal Romeo-, muestra a un auténtico testigo de la
fe y da una connotación particularmente significativa en este Año de la Fe que estamos
viviendo”.
"Su sonrisa nos une a todos - ha dicho en la homilía el cardenal
Romeo. La Iglesia reconoce en su vida sigilada por el martirio in odium fidei, un
modelo para imitar". Entre los mensajes llegados a Palermo, destaca el del presidente
de la República, Giorgio Napolitano, en el que expresa su personal cercanía "a la
figura de un sacerdote cuyo martirio constituye un gran testimonio di fe cristiana,
de profunda generosidad y altísimo coraje civil”.
Don Pino Puglisi, “el sacerdote
de la sonrisa” vivió una intensa vida espiritual hecha de escucha a la Palabra de
Dios, de oración, de referencia constante a la Eucaristía que celebraba cotidianamente
y de un gran apostolado de promoción humana, teniendo como referencia constante el
anuncio del Evangelio.
Don Pino propuso en su barrio, el barrio popular de
Brancaccio, un modelo de párroco que no gustaba a los capos mafiosos, que preferían
el modelo tradicional del “cura de sacristía”. En cambio, el Padre Puglisi eligió
salir de la sacristía y vivir los problemas de la calle, los riesgos, las esperanzas
de su gente.
La iglesia de Padre Puglisi era una Iglesia que se hundía en
la realidad del territorio y de sus necesidades. Como párroco deseaba la liberación
y la promoción de su pueblo. Don Puglisi propuso además un nuevo modelo de parroquia.
Entre sus iniciativas se recuerdan la solicitud de servicios sociales en el barrio
y una escuela secundaria. Logró en parte sus deseos a través de manifestaciones, de
contactos con el Estado, de protestas civiles. Todo esto ocurrió bajo la luz del sol,
lejos del altar, con gestos que por su visibilidad no pasaron desapercibidos y que
tuvieron efectos desestabilizadores para los equilibrios mafiosos. ER - RV